viernes, 28 de enero de 2022

Hajime no Ippo: el mejor anime deportivo

Hace años descubrí que me encantan los animes de deportes. Suelen ser épicos y están llenos de escenas cargadas de tensión, y lo cierto es que me ha solido dar igual el deporte que trate la serie: me gustan aunque hablen de canicas. En serio. Los japoneses son maestros captando nuestro interés aunque nos estén hablando de un deporte del que ni siquiera sabemos las normas, y si hicieran uno de canicas (que ahora que lo pienso quizá ya exista) estoy seguro de que sería le leche. Existen animes de volley ball, basket, ciclismo... O de boxeo, como es el caso de Hajime no Ippo, uno de mis animes favoritos. Pero si este anime basado en la obra de George Morikawa es tan bueno no es porque hable concretamente de boxeo, sino por muchas otras cosas. Os cuento.

Hajime no Ippo nos cuenta la historia de Ippo Makunouchi, el típico joven japonés retraído que recibe palizas en el instituto. Un día, cuando los matones le están golpeando, aparece el famoso boxeador Takamura para salvar a Ippo y, tras llevarlo al gimnasio, descubre que el joven tiene mucho potencial. Makunouchi se apunta entonces al gimnasio Kamogawa y comienza a desarrollar su carrera como boxeador.

El anime tiene tres temporadas: Hajime no Ippo (76 capítulos), Hajime no Ippo: New Challenger (26 capítulos) y Hajime no Ippo: Rising (25 capítulos). La última temporada se emitió en 2014 y no parece haber noticias de la cuarta temporada. No será por falta de material, pues el manga se sigue publicando y ya cuenta con 1366 capítulos. Casi nada.

Hajime no Ippo engancha desde el principio

Lo primero que os va a pasar si empezáis a ver este anime es que os va a enganchar. Ya sabéis lo exagerados que son los japoneses, que son capaces de que cualquiera de las situaciones que se producen en la serie parezcan a vida o muerte. Todo es un desafío o un suceso increíble. Por ejemplo, cuando Takamura se enfrenta a los matones obviamente no los golpea porque los mataría, sino que los esquiva con agilidad, y al hacerlo les arranca los botones de sus chaquetas. Lo hace tan rápido que ellos ni se enteran. Cuando los matones se giran para volver a ir a por Takamura y éste les muestra los botones cayendo de su mano, los malotes alucinan y huyen como alma que lleva el diablo. Bueno, pues este tipo de cosas pasan cada dos por tres: ingenio, originalidad y conflicto. Lo dicho, ya solo por esto Hajime no Ippo engancha.

Pero si seguís viendo capítulos no tardaréis en daros cuenta de que el punto fuerte de la serie son los personajes. Ya sé que soy un pesado, que siempre digo lo mismo, pero no me cansaré de repetir lo importantes que son los personajes en una historia. Seguramente por eso las películas de Marvel me suelen dar bastante igual: no termino de empatizar con los héroes de este tipo de cine, qué le vamos a hacer. En cambio en Hajime no Ippo empatizas desde el principio.

Hajime no Ippo: personajes con carisma

Ippo Makunouchi es el típico japonés tímido y no demasiado popular (ya os he comentado lo de las palizas). Vamos, que es el típico pringadete que un día descubre que tiene un talento innato para el boxeo. Y bueno, es verdad que este planteamiento no es el más original del mundo, de hecho diría que está bastante trillado, pero eso no importa. Y es que Ippo es un personaje con el que sí empatizas. Primero porque te cae bien (cosa que me suele costar con los Vengadores, que me caen todos regularcillo), es un buen chaval, un pedazo de pan bastante inocentón. Y segundo porque es el cabrón más tenaz que hayáis podido conocer. Como dice su entrenador Kamogawa cuando descubre a Ippo, "hemos dado con un monstruo". Y esto es cierto por las condiciones físicas de Ippo, pero también por sus capacidades psicológicas. Ippo insiste, e insiste, e insiste... No se rinde jamás, y así va logrando sus objetivos.

Luego tenemos a Takamura, una verdadera mala bestia. El descubridor de Ippo ha nacido para el boxeo, y es el típico que lo gana todo y que da igual contra quién luche. En cuanto a carácter es bastante echado para adelante, pero la verdad es que tiene motivos para ello porque es un fenómeno. Y aunque sea un chulángano de los gordos, Takamura cae bien. Ha sido un broncas, y Kamogawa lo apuntó a su gimnasio porque el tío solía tener peleas callejeras, pero en el fondo es un buen tipo. Es un bestia, y también más chulo que un ocho, pero es un buen tipo al fin y al cabo. Los combates de Takamura son de lo mejorcito de este anime.

La verdad es que todos los personajes tienen su aquel, su carisma. Me acuerdo ahora de Miyata, el eterno rival de Ippo al que éste admira profundamente. Tiene un estilo diametralmente opuesto al del protagonista, pues es un maestro de las contras y suele rehuir la lucha cuerpo a cuerpo. Ippo es más de distancias cortas, y Miyata y él están un poco obsesionados el uno con el otro y se consideran rivales acérrimos aunque tienen buena relación. Es la típica rivalidad que hace que los dos estén motivados y tengan que mejorar.

Y podría seguir mencionando personajes que molan, como el entrenador Kamowaga y la mala hostia que gasta; o Aoki y Kimura, los dos personajes con los que más nos reiremos; o Sendo, Eiji Date y Mashiba, algunos de los rivales más chungos y potentes de Ippo. Cuando todos y cada uno de ellos me vienen a la cabeza veo perfectamente su principal característica, como si los conociera de toda la vida. Y esto, conseguir que todos los personajes tengan su carisma tan marcado, es muy grande.

Hajime no Ippo: boxeo con buenas dosis de humor

Pero es que además nos reímos mucho con ellos. Hajime no Ippo está plagado de momentos de humor. Los combates, al menos los importantes, tienen momentos épicos e incluso dramáticos, pero el anime de George Morikawa tiene muchísimos momentos cómicos. No os esperéis el tono solemne de Berserk o Vinland Saga porque no tiene nada que ver. Con Hajime no Ippo os vais a echar unas buenas risas.

Y otra cosa buena que tiene Hajime no Ippo (leñe, se me olvidaba) es que va de boxeo. Que a ver si me entendéis, que vaya de boxeo o de canicas (insisto con ellas) no es algo que tenga que ser bueno ni malo a priori, pero en este caso es un rasgo muy positivo. No por el deporte del boxeo concretamente, sino por cómo te habla de él George Morikawa.

Leo por ahí que el mangaka japonés es admirador de algunos boxeadores. Vamos, que le gusta este deporte. Y lo cierto es que se nota por todo lo que te va contando a lo largo de la serie. Por compararlo con algo, Rocky es una saga de películas que van de boxeo, pero en realidad de lo que es el deporte en sí te cuentan poquito. Como mucho, te enseñan a Stallone haciendo dobles rarunos al saltar a la comba o a Iván Drago metiéndose jeringazos como buen deportista de la URSS que es. Que viva el fair play y eso. Pero en Rocky no te hablan de una contra, de cómo pegar un jab o de cómo hacer una finta. Esto es lo que sí hace Hajime no Ippo.

Los episodios de este anime tienen lecciones de boxeo y suelen hablar de aspectos que son importantes en este deporte. Está claro que esto no deja de ser un anime, con toda la exageración y fantasía que ello suele conllevar. Pero las bases te las enseñan, y cualquiera que alguna vez se haya interesado lo suficiente por el boxeo sabrá que lo que explican suele ser lógico. Por ejemplo, la importancia de golpear con todo el peso del cuerpo, lo fundamental que es fortalecer las piernas, lo importante de cubrir la cara con las manos en todo momento... De hecho, varios de los personajes o de los movimientos más importantes de Hajime no Ippo parecen estar inspirados en boxeadores que han existido en realidad, como el mítico Jack Dempsey y su Dempsey Roll que Ippo toma prestado en la serie para convertirlo en su ataque estrella.

No puedo olvidarme de la música. Los dos primeros openings de la serie son un chute de rock fresco cortesía de la banda japonesa Shocking Lemon, y el segundo en concreto me gustó tanto que lo tuve de tono del móvil durante bastante tiempo. Pero es que la banda sonora en general está muy bien: los endings, los momentos tristes o épicos de la serie, ese temazo llamado Stand Proud que nos recuerda a la banda sonora de Rocky. Todo tiene un acompañamiento musical perfecto.

Y bueno, supongo que con esto ya estaría, que parece que al final me he puesto un poco pesado. En fin, a ver cuándo hacen un anime de canicas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario