viernes, 18 de febrero de 2022

Docrates: el personaje más decepcionante de Saint Seiya

"La gente siempre tiende a exagerar". Lo dijo Hyoga cuando apareció Docrates por primera vez. Seiya acababa de explicar que Docrates era un tipo con una reputación importante, pues de él se decía que era invencible y que ni siquiera todos los caballeros juntos podrían derrotarlo. En aquel momento, Docrates escuchó lo que el caballero del Cisne acababa de decir y nos dio una muestra de su poder. "Te lo demostraré", le dijo a Hyoga con la voz de Pepe Sancho y soltando la típica carcajada de villano. Y lanzó dos meteoros gigantes que agujerearon el suelo. Los caballeros de bronce saltaron y consiguieron salvarse por los pelos.

Era una buena carta de presentación. Docrates era un gigante, su armadura molaba muchísimo y parecía invencible. Rebosaba carisma por los cuatro costados. Incluso Ikki, el poderosísimo caballero del Fénix, parecía temerlo. Docrates había aparecido para recuperar el casco de la armadura de oro, la única pieza que le faltaba al malvado patriarca. Exigió al Fénix que le pasara el casco, pero éste se lo terminó entregando a Seiya. "No has debido hacer eso", dijo Docrates con el ceño fruncido. Y se montó un buen follón.

Ikki terminó muriendo, o eso parecía en aquel momento, y Seiya y compañía lograron conservar el casco. Aunque la jornada no dio para más, estaba claro que aquel asunto de Docrates iba a traer cola. Y la trajo, pero no tanto como pensábamos. Nos habían vendido a Docrates como a un tipo invencible, y nos preguntábamos cómo iban a ser capaces los caballeros de bronce de derrotar a aquel gigantón tan poderoso. A la vista estaba que se acababan de meter en un lío. Sin embargo, Docrates terminó siendo un auténtico bluf. "La gente siempre tiende a exagerar", había dicho Hyoga. Y acabó teniendo razón.

Docrates huye de la policía

No sabemos demasiado de Docrates, pues se trata de un personaje exclusivo del anime. Era el hermano de Casios, el gigantesco rival al que Seiya tuvo que vencer para lograr la armadura de Pegaso, y hay dudas sobre qué tipo de caballero era. Lo lógico, teniendo en cuenta su poder y la resistencia de su armadura, es pensar que se trataba de un caballero de plata, pero no podemos estar seguros. Lo que sí sabemos es que, a pesar de todo ese poder del que presumía, le daba miedo la policía. ¿En serio? Pues sí. Os cuento.

Poco después de su primera aparición, Docrates decidió hacer una visita a Saori para recuperar el casco. Parece que el patriarca empezaba a ponerse nervioso, y el hermano de Casios tenía una reputación que mantener.  Shiryu, Hyoga y Shun se enfrentaron al gigantón, pero el único que dio la talla fue el caballero del Dragón. Saltó, dio tres patadas voladoras a Docrates y lo derribó. "Lo ha tumbado. Voy a llamar a la policía", dijo Tatsumi oculto tras una pared. Y visto el resultado, fue una sabia decisión.

Docrates se cabreó, juntó sus puños y lanzó su ataque favorito. "¡Por la fuerza de Heracles!", dijo, y se ventiló de un plumazo a sus tres rivales. La cosa se ponía fea, y nuestro villano ya iba a echar el guante a Saori cuando se escuchó una voz: "¡Docrates! Ni se te ocurra rozarla". Sí, Seiya a veces era así de repelente, qué le vamos a hacer.

El caso es que Seiya y Docrates iban a enfrentarse, pero entonces sonó una sirena de la policía y se detuvieron. Recordemos que los caballeros del zodíaco eran gente con poderes sobrenaturales que como mínimo alcanzaban la velocidad del sonido y que derribaban edificios y montañas con sus manos desnudas. Pero amigos, la policía debían de ser palabras mayores. De modo que el hermano de Casios anduvo espabilado y atrapó a Saori. Se la llevó con una mano como si fuera un juguete y se puso a negociar. "Si me traéis el casco, os la devuelvo", les dijo a los caballeros de bronce soltando una carcajada malévola. Y huyó de la policía sin decir más.

¿Qué podían hacer? ¿Cómo derrotar a aquel gigantón que parecía invencible pero que huía de la policía? Una vez más, el caballero del Cisne tenía la solución.

Hyoga, una espalda a prueba de golpes

Ya se sabe que Hyoga era un tipo al que se le daba bien eso de congelar. Era algo así como el hombre de hielo de Saint Seiya. Había entrenado en Siberia congelando osos que vivían tranquilamente en su hábitat, que no molestaban a nadie, que vivían en paz y armonía (¿eh Hyoga? ¿Eh?). Y aquellos animalitos eran muy parecidos a Docrates, al menos en su físico, solo que los osos no huían de la policía mientras que nuestro poderoso villano sí. Por eso, Hyoga dijo a sus compañeros que confiaran en él para derrotar a Docrates, pues él sabía lo que había que hacer.

"Yo le congelo las piernas y vosotros le dais de hostias", les dijo a sus amigos. Seiya y los demás asintieron con la mirada perdida, sin terminar de entender, pero se encogieron de hombros y dijeron que vale. Al fin y al cabo, ellos no se la iban a jugar, debieron de pensar. Hyoga lo veía todo mucho más claro, y en su cabeza debía de ser un plan sin fisuras. Sin embargo, cuando lo llevó a la práctica no fue tan fácil como parecía.

Docrates y los caballeros de bronce quedaron para pegarse como si de hinchas de aficiones de fútbol rivales se tratara, y fue Hyoga el que decidió dar la cara. Seiya y Shun se quedaron detrás sin protestar demasiado. Si era otro el que se pegaba con aquel monstruo, mejor que mejor.

Hyoga lanzó un polvo de diamante al suelo para poder deslizarse, se pegó una carrerita, saltó y resbaló hasta las piernas de Docrates. Minipunto para él. Mientras, el hermano de Casios lo miraba alelado y sin reaccionar. Que para ser tan poderoso no parecía demasiado rápido. Quizá aquella mañana no se había tomado el café y le pasó factura. Al menos al principio. 

Cuando se percató de que el caballero del cisne estaba congelando sus piernas reaccionó. "Menudo cabrón", pensó, y se agachó y dio a Hyoga una de las mayores palizas de Saint Seiya (sé que en aquel momento más de uno os alegrasteis, no me digáis que no, que ya se sabe que los listillos no caen bien). Mientras tanto, Seiya y Shun se limitaban a mirar la paliza con la boca abierta, admirando la capacidad de aguante del caballero del Cisne

Docrates estuvo un rato agachado dando puñetazos a la espalda de Hyoga. Me recuerdo apartando la mirada ante aquella salvajada y preguntándome cómo podía alguien aguantar tanto puñetazo. La realidad es que si de verdad Docrates hubiese sido tan poderoso como se decía lo habría matado en un santiamén, pero como ya he dicho este personaje fue un bluf. Un bluf total. 

Nuestro villano pegó un rato a Hyoga, éste aguantó como un campeón y al final consiguió congelar las piernas enteras del gigante. Entonces lo levantó y dijo a sus amigos que les tocaba. Y Seiya y Shun lanzaron sus poderes a un indefenso Docrates. Y se acabó.

Era el fin de Docrates, un caballero con carisma por su tamaño, por su armadura, por la voz de Pepe Sancho y por ser el hermano fuerte de Casios. Sin embargo, nos lo habían vendido como alguien invencible y al final no dio la talla. Una pena. Aun así, siempre tendrá un hueco entre mis villanos favoritos.

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