martes, 29 de marzo de 2022

Willow: la fantasía infantil de los años ochenta

Lo malo de volver a ver películas que te encantaron de pequeño es que corres el riesgo de llevarte una decepción. Las cintas favoritas de nuestra infancia sorprenden a veces por lo bien que aguantan el paso del tiempo. Eso nos suele llevar a sacar pecho y a afirmar que sí, que esa película es la mejor de todos los tiempos y que ya no se hace cine como el de antes. Las típicas frases de abuelo cebolleta que soltamos a medida que nos hacemos mayores. Pero otras veces... Ejem, otras veces pasa como con Willow: que la recordaba más sólida, más adulta, pero me he encontrado una cinta de fantasía para niños cuyos personajes reaccionan a menudo de manera extraña e incluso ridícula. Claro que la culpa no es de la película de Ron Howard,  sino mía. O mejor dicho, de mi nostalgia. Tenía a Willow un poco idealizada y me he dado un baño de realidad. Aun así, Willow es una película muy entretenida.

Willow (1988) es una cinta de fantasía dirigida por Ron Howard y con argumento de George Lucas. Además de Willow, Ron Howard ha dirigido películas como Rush, Cinderella Man y en El Corazón del Mar. El director estadounidense ha trabajado en muchas otras películas, claro, pero si os gusta el buen cine os recomiendo esas tres. Yo las disfruté como un enano. En cuanto a Lucas... Bueno, supongo que a estas alturas sobran las presentaciones. Es el creador de Star Wars, dirigió la primera película de la saga, produjo las películas de Indiana Jones y un largo etcétera. Y también produjo Willow, por cierto. Y como decía, George Lucas creó también el argumento de la película. Argumento que visto ahora con los ojos de un adulto resulta un tanto sospechoso. Aunque en realidad ese no es su problema.

Willow y El Señor de los Anillos

Willow nos cuenta una historia de magia, guerreros, espada y brujería, hechiceras, enanos, gente diminuta y profecías que se cumplen. La típica historia de fantasía en la que (oh casualidad) existe un poblado de enanos que recuerdan demasiado a los hobbits de Tokien. Un día Willow, un granjero daikini aprendiz de mago, se encuentra en la orilla del río a una bebé abandonada que resulta ser Elora Danan, la elegida para acabar con el reino de terror de la reina Bavmorda. Cuando su poblado es atacado por los perros más feos que se ha visto en la historia del cine, Willow se da cuenta de que esa niña tiene algo especial que les traerá problemas, así que emprende un viaje acompañado por dos guerreros de su poblado para devolver a la niña a donde corresponda. Conocerá entonces a personajes como el guerrero Madmartigan y la hechicera Raziel, quienes ayudarán a Willow a cumplir su misión.

No es que Willow sea una burda copia de El Señor de los Anillos y ya está, porque no lo es, pero sí es cierto que la película de Ron Howard tiene demasiadas cosas que recuerdan a la obra de Tolkien: un poblado con enanos que en este mundo se llaman daikinis (y que podrían ser los hobbits); un daikini que tiene que emprender un viaje para llevar algo valiosísimo y completar una gran misión (que podría ser el bebé de Elora o el anillo de poder). Es ver la escena en la que los daikinis viajan a través de las montañas e irremediablemente me viene a la cabeza El Señor de los Anillos, qué le vamos a hacer. En defensa de la cinta de Ron Howard diré que estas inspiraciones tan descaradas no son exclusivas de Willow, sino que Tolkien influyó en todas las obras de fantasía que se crearon tras El Señor de los Anillos. En los libros de fantasía de la época siempre había un viaje, el bien contra el mal y elfos. Que ahora que lo pienso, en Willow no los hay.

Willow: un guion demasiado infantil

Como decía, los problemas de Willow no vienen por sus similitudes con la obra de Tokien, sino por su guion. Y es que ha habido varias cosas que me han chirriado bastante. Por ejemplo, en cuanto empieza le película le roban a Bavmorda el bebé de Elora Danan. Se lo quitan prácticamente de la cara, paseándose como Pedro por su casa, y eso que se supone que la villana de la película es una hechicera inteligente y poderosa. Bavmorda comete un error de principiante con la vigilancia de los bebés. Que luego ella le echa la culpa a su hija, pero como carta de presentación de la mala de la película deja bastante que desear. 

Luego está el cambio de bando que hace Sorsha. Que a ver, se puede entender que no esté demasiado contenta con su madre porque además de ser más mala que la tiña le dice que es una inútil. Pero de ahí al repentino cambio de bando que hace Sorsha... No sé si es demasiado verosímil. Aparece Madmartigan, su enemigo, mientras ella duerme. Le suelta unos piropos: qué guapa eres, qué bella, bla, bla, bla. Ella despierta y lo amenaza con un cuchillo, pero en vez de gritar para que acudan a ayudarla se queda remoloneando. ¿Por qué? Porque había habido miraditas antes y Madmartigan ya la tenía en el bote. Lo cual es suficiente para que la princesa de todo un Reino traicione a los suyos. Pues vale.

Y otro tema que no me termino de creer es la amistad entre Madmartigan y Airk. Cuando el general Kael (el malo de la calavera que mola muchísimo) mata a Airk, Madmartigan monta en cólera y se dirige raudo a vengar a su amigo del alma. Pero ¿de verdad eran tan amigos? ¡Si al principio de la película Madmartigan estaba en una jaula y Airk se ríe de él y no lo libera! Luego cuando se encuentran le dice que en realidad lo hizo para salvarle la vida, pues se dirigía a una batalla en la que fueron derrotados. Pero qué queréis que os diga: si un tío me deja encerrado en una jaula sin agua ni alimentos, no me está salvando la vida. Bueno, pues Airk le suelta y eso y tan amigos. En fin.

Tampoco se trata de buscar fallos en la película, pero son planteamientos que colaron cuando era un niño y sin embargo hoy me han llamado la atención. Porque como decía más arriba,  Willow es una película de fantasía para niños, y como tal es muy disfrutable y entretenida.

Ritmo, acción y una gran banda sonora

De hecho, Willow tiene muchas cosas buenas. Por ejemplo su ritmo. La acción casi no para en toda la película, y su personaje protagonista encarnado por Warwick Davis tiene carisma. Willow demuestra al principio que no es precisamente un mago a la altura de Gandalf. Parece que ha hecho desaparecer un cerdo, pero enseguida el animal aparece tratando de escapar entre gritos desesperados. Todos en el poblado ríen mientras nosotros vemos cuáles son las capacidades del héroe de la película. Estamos ante el típico protagonista que a pesar de no ser gran cosa va a ser capaz de marcar las diferencias. Pero ¿lo será? Solo si, como le aconseja el gurú de la aldea a Willow, es capaz de confiar en sí mismo. Y al final de la película tenemos la respuesta.

Lo mejor de la película es sin duda su banda sonora. Imposible olvidar la melodía épica de James Horner, que sigue sonando en mi cabeza días después de haber visto la película. La cinta de Ron Howard tuvo dos nominaciones al Oscar: en mejores efectos de sonido y mejores efectos visuales. Lo de los efectos visuales a día de hoy quizá sea mejor pasarlo por alto, pues en este sentido la película no ha envejecido demasiado bien. Pero la música sigue siendo una maravilla a la altura de las grandes bandas sonoras de la historia del cine.

En fin, que Willow es una película entretenida y disfrutable pero teniendo en cuenta que es lo que es: fantasía para niños con magia, guerreros, enanos y todos los elementos fantásticos de la época. Mi decepción no ha sido tanto por la película en sí sino por el recuerdo que tenía de ella, pues no la recordaba tan infantil. Así que si buscáis algo adulto mejor que veáis Juego de Tronos. Pero si queréis nostalgia, pasar un rato entretenido y escuchar una buena banda sonora os podéis poner Willow y os vais a divertir. Yo lo he hecho a pesar de los problemillas de guion.

Tres bigotes para Willow.


miércoles, 23 de marzo de 2022

Los mejores guerreros de Joe Abercrombie

Hace unos días el escritor Juan Gómez-Jurado publicaba un tweet en el que decía algo así como "ha vuelto dios". El tweet mostraba una foto de La Sabiduría de las Multitudes, la tercera parte de la trilogía La Era de la Locura de Joe Abercrombie. Le respondí que sí, que el escritor inglés es el mejor, a lo que otro tuitero objetó que tanto como el mejor no es, pues Sanderson está un escalón por encima. 

Bueno, ya sabéis que a mí Sanderson también me gusta, pero ahora mismo estoy leyendo El Problema de la Paz y tengo que reconocer que me divierto más con Abercrombie. Cuestión de gustos, supongo. Su tono pesimista y sarcástico, su humor y sobre todo sus personajes no tienen parangón. He descubierto que soy más de grimdark, ese tipo de fantasía realista, pesimista, cruda y sangrienta que desmitifica la épica. Y esto es justo todo lo que me ofrece el bueno de Abercrombie. Todo esto y los mejores personajes que he conocido jamás, claro. Por eso devoré Un poco de odio (mi reseña) y por eso El Problema de la Paz me tiene tan enganchado. Así que como digo, Abercrombie crea personajes como nadie, pues consigue que empaticemos con ellos aunque sean asesinos o torturadores. Todo suele depender del punto de vista. 

El caso es que en un mundo tan violento como el de Abercrombie abundan los guerreros, y el otro día, leyendo una escena de El Problema de la Paz, me pregunté cuál de ellos era el mejor de todos. ¿Quién es el mejor guerrero de todo el universo Abercrombie?, pensé. No tuve problema para decidir el primer puesto, y supongo que todo el que haya leído a Abercrombie lo tiene claro. Y si alguien tiene dudas me lo puede decir a la cara en los comentarios 😆 

Pero ¿quiénes son los cinco mejores guerreros que ha creado el autor de Lancaster en sus libros? Ojo, que aquí ya puede haber más debate. Me he frotado el bigote de lo lindo, le he estado dando vueltas al asunto y ya lo tengo claro. Os dejo mi particular ranking de mejores guerreros de Joe Abercrombie.

5 - Gunnar Broad

Gunnar Broad es un tipo que tiene dos caras. Su intención es no crear problemas, pues se lo ha prometido a su mujer y quiere mantener a salvo a su familia como sea. No es mala persona, pero lo que mejor se le da es pelear. Y no es solo que sea lo que mejor hace, sino que disfruta haciéndolo aunque él mismo se intente convencer de lo contrario. Y es que en el fondo Gunnar Broad sabe que disfruta con la violencia. Cuando se quita las gafas es momento de salir corriendo porque este tipo es capaz de cometer cualquier barbaridad. Tiene un puesto en este privilegiado ranking porque es sin duda uno de los personajes más peligrosos de las novelas de Abercrombie.

4 - Caul Escalofríos

Es una de las leyendas del norte, y después de Nueve el Sanguinario quizá haya sido el personaje más temido del Círculo del Mundo. Tiene un ojo de cristal y su voz suena como un susurro amenazante. Vamos, que es un chungo y por eso su apodo Escalofríos le viene como anillo al dedo. Todo hombre que valore su vida se aleja cuando Escalofríos aparece.

Escalofríos es un tipo inteligente. En su día quiso vengarse de Logen Nuevededos, pues responsabilizaba a éste de la muerte de su familia. Sin embargo, tuvo el criterio suficiente para percatarse de que aquel enemigo era quizá el único que le venía demasiado grande, por lo que nunca fue capaz de completar su venganza.

En cualquier caso, Escalofríos es un gran guerrero y un gran asesino, como ha demostrado más de una vez. Tiene un papel decisivo en Los Héroes. En la última trilogía, a pesar de ser ya una vieja gloria, sigue comportándose como un asesino de lo más eficaz.

3 - Dow el Negro

Otro guerrero norteño de armas tomar. Formaba parte de aquel grupo de legendarios guerreros que lideraba Logen Nuevededos: Sabueso, Tresárboles, Tul Duru, Hosco Harding y el propio Dow el Negro. Eran grandes leyendas lideradas por la mayor leyenda de la historia del Círculo del Mundo, pero Dow el Negro era un tipo ambicioso y aprovechó su momento.

Ha demostrado ser un gran luchador y tuvo su momento de gloria liderando al Norte contra la Unión. Es despiadado, feroz y violento. Ahora que lo pienso, Stour Ocaso me recuerda bastante a él. 

2 - Bremer dan Gorst

Uno de los mejores personajes de las novelas de Joe Abercrombie. Es de largo el mejor guerrero de la Unión, y si fuera un norteño sería una leyenda y se cantarían canciones sobre él. Luchó contra Jezal en la final del torneo de esgrima y perdió, pero debería haber ganado de manera incontestable. En Los Héroes demostró que él solito es capaz de encargarse de un batallón de enemigos.

Sin embargo, todo lo que Gorst tiene de gran guerrero lo tiene también de pobre hombre. A pesar de ser un tipo enorme, su voz es posiblemente la más aguda de todo el Círculo del Mundo, lo que lo convierte a menudo en un personaje ridículo. Quizá por eso, y por sus complejos y por la injusta derrota que sufrió ante Jezal, no disfruta precisamente de la vida y solo es feliz matando en una batalla.

Gorst es un desgraciado pero es el mejor guerrero de la Unión.

1 - Logen Nuevededos: el Sanguinario

Palabras mayores. El mayor guerrero que ha creado Joe Abercrombie. Un mito, una leyenda. Las nuevas generaciones de guerreros quieren ser como él y matar como él lo hacía. Y claro, esto es imposible. Y es que solo existe un Nueve el Sanguinario. Logen terminó invicto todos sus duelos en el círculo, mató a incontables enemigos y amigos, asesinó a niños, a grandes guerreros, a todo lo que se le puso delante. Incluso venció a un monstruo como Fenris el Temible cuando parecía imposible.

Lo mejor de todo es que Abercrombie consigue que veamos a Logen como una especie de bonachón, un tipo que no parece precisamente mala persona. Logen a menudo se encoge de hombros y dice que hay que ser realista. Tiene una visión práctica de la vida y suele soltar frases de esas que valdría la pena subrayar. Cuando le preguntan cómo ha conseguido ganar siempre se limita a afirmar que en gran parte es gracias a que ha tenido suerte.

Pero si Logen se ha ganado el apodo El Sanguinario es por algo. Cuando entra en modo el berserker, Logen Nuevededos se transforma y se convierte en el mayor asesino que ha existido jamás. Y entonces es un tipo despiadado e invencible. ¿Os acordáis de William Munny en Sin Perdón? Ya sabéis, ese personaje interpretado por Clint Eastwood. Wiliam Munny, el asesino de niños, el violador de mujeres (qué gran final tiene esta película). Un tipo tranquilo que se transformaba en el asesino más cruel del oeste cuando bebía. Bueno, pues Logen es algo parecido. El propio Abercrombie ha reconocido más de una vez que Sin Perdón es probablemente la película que más influencia ha tenido en sus libros. 

Logen Nuevededos es el mejor guerrero de Joe Abercrombie.


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- Por qué leer a Joe Abercrombie

- Las mejores novelas de fantasía épica

jueves, 17 de marzo de 2022

El Puño de la Estrella del Norte (película anime)

En los años noventa yo era un chaval curtido en cine violento. Aunque mi tupido bigote aún no existía, ya había visto películas como Robocop y había jugado a videojuegos tan sangrientos como Mortal Kombat. Me jactaba de haberlo hecho, de ser un chaval experimentado es esas lides. Y es que la clasificación por edades de la época se interpretaba... Bueno, digamos que con más ligereza. El caso que a pesar de mi corta edad era difícil sorprenderme con algún chorrito de sangre de más. Tan curtido estaba que me conocía los episodios de Caballeros del Zodíaco como la palma de mi mano, y ya os conté lo sangriento que era este anime cuando hablé sobre sus mejores momentos (el artículo aquí). 

Pero cuando vi la película de animación de El Puño de la Estrella del Norte (1986) me quedé con la boca abierta. ¿Los Caballeros del Zodíaco? Minucias. ¿Robocop? Bueno, al prota le revientan la mano con una escopeta y lo acribillan a balazos, así que poca broma. Pero aun así Hokuto no Ken sí que era un anime violento, épico, sádico, adulto, original y con el antihéroe más varonil que jamás se hubiese visto. De modo que El Puño de la Estrella del Norte me sorprendió y pasó a ser lo más bestia que mi inexistente bigote había visto jamás. Incluso a día de hoy, con todo el cine que he disfrutado, diría que la película de Toyoo Ashida contiene algunas de las escenas más épicas que he podido ver. Y eso es mucho decir.

El Puño de la Estrella del Norte es una película anime basada en el manga de Tetsuo Hara (dibujante) y Buronson (escritor). Como curiosidad, el tal Buronson en realidad se llamaba Yoshiyuki Okamura, pero se puso Buronson como nombre artístico porque era muy fan de Charles Bronson. ¿En serio? Sí, cosas de japoneses. De hecho, le gustaba tanto que se dejó un bigote parecido al del actor estadounidense.

Pero volviendo a la película, El Puño de la Estrella del Norte es una especie de compendio de la serie y el manga con un final alternativo. Tras la Tercera Guerra Mundial, el planeta se ha vuelto un lugar árido y desolado en el que el agua se ha convertido en el bien más preciado. Solo los más fuertes pueden sobrevivir, y dominan el mundo aplastando a los débiles sin miramientos. Pero en este mundo cruel y despiadado surge un héroe, el hombre de las siete cicatrices, quien es heredero del arte marcial más poderoso: el Hokuto Shinken. Kenshiro usará su poder para ayudar a los más desfavorecidos a llevar una vida más digna.

El Puño de la Estrella del Norte contra el Puño de la Estrella del Sur

El Puño de la Estrella del Norte comienza con el conflicto que marca toda la película: Kenshiro está con su amada Julia, y Shin, su supuesto amigo, aparece para arrebatársela. Nuestro protagonista no da crédito y cree que su amigo se ha vuelto loco, pero no. O sea, loco sí parece haberse vuelto, pero no está de broma. 

Shin quiere tener a Julia por encima de todo, dice que se ha enamorado de ella (ajá) y hará cualquier cosa para llevársela. Así que El Puño de la Estrella del Norte y el El Puño de la Estrella del Sur se enfrentan. Y vence Shin, quien nos da una primera lección de vida: "yo he ganado y tú has perdido", dice señalando lo evidente, "pero ¿por qué?, sigue. "Porque no tienes ambiciones para alimentar tu fuerza de voluntad". Y le clava siete veces el dedo en el pecho para que Julia se vaya con él. Bueno, pues parece que a partir de esta escena Kenshiro sí tiene ambiciones, pues su transformación es radical. Como dicen al principio de la película Conan el Bárbaro, "todo aquello que no nos mata nos hace más fuertes (Nietzsche)". Kenshiro es el mejor ejemplo de esto.

La escena que lo demuestra quizá sea mi favorita. ¿Cómo presentar a un personaje invencible? ¿Cómo hacer que parezca poderoso, imparable, despiadado y, en general, el tipo más duro que hayamos visto y vayamos a ver en toda nuestra vida? Pues con sangre, faltaría más.

La mejor manera de presentar a un personaje

Unos bandidos tipo Mad Max, de estos que lucen cresta, ríen sin saberse exactamente de qué y chupan cuchillos afilados, han perseguido a dos niños y van a quedarse con sus pertenencias. Uno de los villanos está aplastando a la niña con su enorme pie, y entonces la pequeña envía una especie de aviso telepático. Lo que vemos a continuación es la mejor presentación de un personaje que he visto jamás.

Una figura oscura emerge entre una nube de polvo marrón y se oyen unos sonidos graves. Son sus puños golpeando los edificios que lo flanquean mientras avanza imparable. Es suficiente para que las construcciones se derrumben y caigan sobre él, pero nada lo detiene. El tipo, el ser o lo que demonios sea avanza sin pestañear a través del ladrillo, atravesándolo sin que caminar a través de las paredes le suponga el más mínimo esfuerzo. El mensaje de la escena está claro: todo cuanto se le oponga quedará destruido por enorme que sea. La figura es Kenshiro y nada lo detendrá.

Y así es como nuestro héroe llega hasta el bandido que está tratando de aplastar a la niña. Todavía hoy me pregunto por qué estos tipos consideran que enfrentarse a un bestia que destruye y atraviesa edificios es una buena idea, pero el caso es que van a por él y lógicamente mueren. Una vez más la selección natural funciona. Vemos entonces las bondades del Hokuto Shinken, el arte marcial milenario del que es heredero Kenshiro, pues las cabezas de los villanos explotan y saltan chorros sangre. ¡Bravo! Así que los niños se salvan y ahora tenemos a un héroe muy diferente al que se enfrentó a Shin. Porque ahora Kenshiro es un tipo despiadado e invencible. Y mola mucho más.

Las bondades del Hokuto Shinken

El Puño de la Estrella del Norte tiene muchas cosas buenas, pero una de las mejores es sin duda el Hokuto Shinken. Se trata de un arte marcial antiquísimo del que es heredero Kenshiro. Y no estamos hablando de nimiedades como el karate, el judo o el boxeo. Esto está a otro nivel y si habéis visto alguna escena sabéis a lo que me refiero. Hablamos de cabezas que se deforman y de cuerpos que explotan. De sangre que sale a chorros. De todo eso que nos gusta, en definitva. Pero además de toda la sangre que provoca, lo que tiene de particular el Hokuto Shinken es que no actúa justo cuando Kenshiro golpea, sino que lo hace segundos o incluso minutos después. La típica escena es: Kenshiro derriba de un puñetazo a su adversario y éste se levanta soltando un "ahora verás". Y entonces nuestro héroe le da la espalda y sentencia: "Omae wa mo shinde iru (tú ya estás muerto)". Y efectivamente el tipo explota justo cuando se iba a vengar.

Claro que a veces el Hokuto Shinken requiere de alguna técnica ingeniosa. Por ejemplo cuando Kenshiro se topa con un gigante gordo que no le permite entrar a un edificio. Que por cierto, los gigantes en esta película están a la orden del día, lo que la hace más interesante si cabe. El caso es que Kenshiro golpea al gigante gordo, pero su brazo queda atrapado en la grasa y el tipo le arrea un guantazo que lo incrusta en el suelo. Así que Kenshiro tiene que ingeniárselas para acabar con él de otra manera. Y lo hace. Tirando de velocidad, se pone a soltar sus grititos a lo Bruce Lee y propina una buena ráfaga de patadas al gordo en la tripa. Pero ojo, porque el objetivo no es matar al gigante con este ataque, sino simplemente abrir un hueco para conseguir golpearlo de verdad. Gracias a la velocidad que Kenshiro imprime a sus patadas, la grasa de la tripa de su rival baila en el aire durante un rato, lo que Kenshiro aprovecha para lanzar un golpe a través del agujero que ha creado y por fin toca un punto vital. Y entonces sí, por fin puede soltar su frase favorita: ¡Tú ya estás muerto!

Es solo un ejemplo, pero está claro que una de las mejores cosas que tiene El Puño de la Estrella del Norte son las ejecuciones de Kenshiro. La imaginación de Buronson parecía no tener límite, y si lo queréis comprobar os animo a que busquéis en Youtube "Hokuto no Ken death" o algo por el estilo. Yo a veces lo hago y me lo paso pipa. ¿Cómo se le puede ocurrir a alguien algo tan sádico y a la vez tan genial? Os diréis. Bueno, pues porque esto es arte. O algo así. Supongo. Jeje.

Raoh el conquistador, el mejor rival para Kenshiro

Tampoco me puedo olvidar de Raoh, el hermano mayor de Kenshiro. Suele decirse que un héroe es tan grande como poderoso sea su rival, y esto es lo que pasa en El Puño de la Estrella del Norte. Raoh es más grande que Kenshiro y, a priori, más fuerte. Es un tipo serio, inteligente, lo llaman Raoh el conquistador por algo y si alguien corea su nombre a destiempo debe ser ejecutado. Raoh va tan sobrado que derrota a enemigos poderosos sin bajarse del caballo, pero un día aparece Kenshiro y la cosa cambia, claro.

La batalla final entre Kenshiro y Raoh es espectacular. Es una conclusión alternativa que merece la pena por ver a estas dos bestias pardas enfrentarse. Ojos blancos, auras poderosas, grititos a lo Bruce Lee y por supuesto sangre, chorros de sangre, pues de esto no falta en toda la película. Hokuto Shinken en acción con los dos personajes más poderosos enfrentándose, en definitiva. Hay que verlo.

En fin, que El Puño de la Estrella del Norte marcó a una generación. Fue de esas primeras películas anime que se publicaron después de Akira y dejó claro que los dibujos animados no tenían por qué ser para niños. Aquí hay sangre, gente que explota, luchas épicas y un mundo cruel y destrozado por la Tercera Guerra Mundial. Los personajes tienen carisma, sobre todo Kenshiro, cuyo cambio es radical desde que su amigo Shin lo traicionó. Seguramente sea el tipo más duro que he visto en una película. Me río de Chuck Norris.

Hay quien dice que esta película no está a la altura del cómic y de la serie por ser un extraño resumen de la historia original y no contar nada nuevo. Puede ser. Pero como espectáculo entretenido y épico, como película que marcó a una generación que no conocía el manga, El Puño de la Estrella del Norte sigue siendo de lo mejor que he visto en el mundo del anime.

Y por eso le doy cinco bigotes.


viernes, 11 de marzo de 2022

The Boys Presents: Diabolical (episodios de mejor a peor)

Suele decirse que lo bueno, si es breve, dos veces bueno. Y la verdad es que esta afirmación siempre me ha parecido una tontería como un templo porque a todos nos gusta que lo bueno dure más rato. Pero el caso es que la frase me viene bien para hablar de la nueva serie antológica The Boys Presents: Diabolical. Son ocho episodios de unos doce minutos cada uno ambientados en el mundo de The Boys, la serie estrella de Amazon Prime Video cuya tercera temporada llegará en junio.

Los ocho episodios de The Boys Presents: Diabolical son buenos y breves, y me han revolucionado bastante el bigote, así que habrá que decir que son buenos por partida doble. O triple. Sirven para ir abriendo boca antes del estreno de la nueva temporada de The Boys. Este aperitivo en forma de cortos de animación toca temas diferentes y sobre todo es muy divertido. Todos los episodios tienen su punto, su tema y su tipo de animación. Lo que tiene Diabolical es que es todavía más original que The Boys porque es una rareza en la que se ha permitido de todo. Y me ha gustado mucho que así sea. Desde luego, originalidad no falta.
 
Es cierto que algunos capítulos son unas fumadas importantes, pero da lo mismo porque lo pasaréis en grande viéndolos. He leído por ahí que la serie es irregular, que hay episodios buenos y malos. Pues bien, a mí me han gustado todos, aunque claro que algunos son especialmente brillantes. Eso sí, no esperéis enteraros de cosas relacionadas con la trama "oficial" de la serie The Boys. Como mucho conoceréis el pasado de algún protagonista.

Diabolical está ambientada en el mundo The Boys, hay súpers y compuesto V. Y es sangrienta, tanto o más que la serie original. Pero a partir de ahí, libertad total.
 
¿Y qué episodios son los mejores? Os dejo por aquí mi clasificación de peor a mejor.
 

8 - Nubio contra Nubia

 
Trata el tema del divorcio, con dos súpers que están a punto de separarse. Tienen una hija que intenta evitarlo y para ello pide un favor a otro súper que termina pagando las consecuencias. Es violento y brutal, muy al estilo de The Boys, no hay pegas en este sentido. Pero el corto en general no tiene nada que me haya llamado especialmente la atención. Sí, deja bien claro que cuando un matrimonio no funciona es mejor separarse. Y ya está. Tiene acción y se deja ver.

7 - Las Superamiguis

 
Este episodio no está mal, es entretenido y tiene humor. Con una animación estilo anime, "Las Superamiguis" nos cuenta la historia de una adolescente marginada que consume compuesto V. Y como consecuencia, la chica hace una caca que resulta tener vida y ser muy simpática (ya os decía que los guionistas habían tenido libertad total). Resulta que las dos (o sea, la caca viviente y la adolescente) se hacen muy amigas, y el lío se monta cuando secuestran a la caca y la protagonista decide rescatarla, pues es su muy mejor amiga, como diría Forrest Gump. Entonces saldrán a la luz sus verdaderos poderes.

Lo pongo el penúltimo porque aunque es entretenido y original, se sale bastante del estilo The Boys. Vamos, que faltan chorros de sangre. Aun así es un capítulo disfrutable.
 

6 - John y Sun-Hee


Este episodio me gustó bastante pero le falta algo para estar más arriba. Tiene un estilo de dibujo tipo anime y trata el tema de la vejez y la muerte, con una anciana que se encuentra en estado muy grave. Su marido está dispuesto a hacer lo que sea para alargar su vida y por eso decide dar a su mujer compuesto V. Y la verdad es que ella mejora, pero las cosas no terminan saliendo como ambos hubieran deseado.

5 - Un corto animado donde súpers cabreados matan a sus padres

 
Una buena fumada. ¿Qué tendríamos si mezcláramos un episodio de Rick y Morty con otro de The Boys? La respuesta podría ser este capítulo. Y es que si Rick y Morty es una serie que no se corta un pelo, imaginaos si la mezclamos con The Boys. La respuesta es un episodio brutal, sangriento y sádico. La animación es tipo Rick y Morty y el guión es original, gracioso, absurdo y divertido a rabiar. Si le hubieran puesto banda sonora lo habría colocado más arriba en esta lista.

4 - Boyd, el del 3D


Un gran capítulo que supone una crítica feroz a nuestra actual dependencia de las redes sociales. Un joven parece estar enamorado de su vecina pero no tiene lo que hay que tener para abordarla. Sabe que no es precisamente Brad Pitt y necesita seguridad, así que un día se anima a participar en un experimento y prueba compuesto V (que como veis está más que presente en la serie). Resulta que el milagroso ungüento lo convierte en un joven guapo y fornido, y su vida da un giro de 180 grados. Pero como cabe esperar las cosas no serán tan fáciles como parecían.

Me he gustado mucho porque refleja el vacío y la esclavitud de una vida dedicada al físico y a las apariencias. Y tiene un final al más puro estilo The Boys.

3 - Soy tu camello


Pódium para este episodio porque está extraído de los cómics originales de The Boys y se nota. Tenemos a Billy el Carnicero haciendo de las suyas, o sea, aterrorizando a un proveedor de drogas para que dé una dosis muy especial a un súper. De modo que solo hay que sentarse y disfrutar de los "fuegos artificiales". 

Una vez más los héroes de la serie desatan el caos y demuestran la incompetencia de los siete. ¿La solución? Si habéis visto la serie os la podéis imaginar.

2 - Día de salida de la bebé láser


Es el primer capítulo de The Boys Presents: Diabolical y consiguió que viera el resto de episodios sin pestañear. Me encantó porque parece un capítulo de Tom y Jerry por la animación, por la banda sonora, por las motitas negras de película vieja y por cómo se desarrolla todo. Vale, aquí hay más sangre porque estamos hablando de The Boys, pero el homenaje a aquellos dibujos animados es tan maravilloso que esta vez la sangre es lo de menos. Para colmo, es un episodio gracioso, con un bebé que echa rayos por los ojos aunque todavía no es capaz de dominar su poder. ¿No os recuerda a algún capítulo de The Boys?

1 - Uno más uno igual a dos


El último capítulo de la serie es también el mejor. Este corto sí añade información interesante a la serie, pues conoceremos los primeros pasos de Patriota como miembro de los siete. No tardamos en constatar algo que ya sabíamos: está como un cencerro porque ha tenido una infancia traumática y quiere destacar por encima del resto de los súpers como sea. Aquí veremos sus inicios junto a Negro Oscuro, un tipo que siempre me ha parecido interesante, no sé si porque es mudo. Si solo pudierais ver un capítulo deberíais ver este. Me ha dejado con ganas de que llegue junio para ver la tercera temporada.

martes, 8 de marzo de 2022

Tygra, hielo y fuego: el rotoscopio de Ralph Bakshi

En los años ochenta y noventa no estábamos acostumbrados a ver películas de animación para adultos. Los "dibujitos animados" eran para los pequeños de la familia casi independientemente del tema que trataran. Si había un tal Kenshiro, una especie de Bruce Lee con los músculos del "chuache" explotando las cabezas de unos tipos con cresta... Pues bueno, los dibujitos seguían siendo cosa para niños aunque salieran chorros de sangre que salpicaran a la pantalla. Porque eran dibujos animados. ¿Qué más daba lo que contaran en realidad? Lo mismo solía suceder con los videojuegos, salvo alguno en concreto que fue especialmente demonizado por los medios de comunicación de masas. 

Pero en aquellos tiempos de mentalidades cerradas existieron algunas obras que lograron romper con la creencia popular. Y una de ellas fue Tygra, hielo y fuego (1983), una película de animación para adultos dirigida por Ralph Bakshi y guionizada por Roy Thomas y Gerry Conway (Marvel y Conan el Bárbaro) que utilizó la técnica de la rotoscopia para dejarnos con la boca abierta.

Tygra, hielo y fuego nos lleva a un mundo futuro de espada y brujería en el que una edad de hielo amenaza al planeta. Básciamente nos cuenta la lucha del fuego contra el hielo, o del bien contra el mal. Una parte de la población vive en los volcanes para refugiarse del frío. Pero en el otro extremo está Nekron, el Señor del Hielo, un tipo con malas pulgas y peor color de piel que tiene el poder de empujar bloques de hielo gigantes con su mente. Ahora una gran montaña de hielo avanza hacia el Rey Jarol, que vive tranquilo en su fortaleza rodeada de volcanes. Sin embargo, no es este el único problema del monarca, porque un buen día los infrahumanos de Nekron (que no tienen pinta de trabajar para la NASA), siguiendo las órdenes de su perversa madre, secuestran a la princesa Tygra. Tendremos entonces peleas, sigilo, persecuciones, magia y brujería. Una buena ración de aventuras, en definitiva.

El rotoscopio, lo mejor de la película de Ralph Bakshi

Lo más destacado de la película es que está hecha con la técnica del rotoscopio. Esto significa que las escenas fueron grabadas con actores reales y después se dibujó encima. O sea, se reemplazaron los fotogramas de la filmación real por dibujos calcados sobre cada fotograma, y así se consiguió que los movimientos y las expresiones de los personajes fueran mucho más naturales y fluidos. El resultado salta la vista. La película fue un fracaso en taquilla, pues costó 1,2 millones de dólares y recaudó 760.000, pero no se puede negar que estaba bien hecha. Ver correr, saltar y pelear a los personajes de la cinta de Ralph Bakshi sigue siendo curioso y agradable a día de hoy. Eso sí, el guion no está al mismo nivel.

Y es que Tygra, hielo y fuego es una película cortita con una duración de 81 minutos. Es cierto que el hecho de que una película sea más o menos larga no tendría por qué ser un problema según lo que cuente y cómo lo haga. Sin embargo, en este caso se echa en falta minutos para poder entender cosas que no están explicadas. ¿Qué sabemos del protagonista? Pues poca cosa: que el bloque de hielo gigante y sus infrahumanos han atacado a su pueblo, pero poco más. ¿Y qué sabemos de un guerrero que aparece y que termina siendo decisivo en la película? ¿Por qué quiere matar a Nekron? Vale, porque es el malo malísimo, pero da la impresión de haber algo personal entre el guerrero enmascarado y Nekron. Sin embargo, nunca lo sabemos. Y sobre todo: ¿por qué él sí es capaz de vencer a Nekron? ¿De dónde saca toda esa fuerza que puede con la magia del brujo? Son preguntas que quedan sin respuestas porque la película se centra en la acción y apenas tiene diálogos. Y cuando los tiene son muy básicos.

Espada y brujería repleta de topicazos

El otro punto débil de la cinta de Ralph Bakshi es que está plagada de topicazos. No es una película original en cuanto a lo que cuenta, y está claro que tampoco lo busca. Se centró más en la forma que en el contenido. Tenemos a Tygra, una bella princesa que es secuestrada en su fortaleza (que por cierto, los infrahumanos de Nekron se cuelan como Pedro por su casa). Luego está la madre de Nekron, otro topicazo, pues es la bruja / hechicera malvada y conspiradora que quiere manipular a su hijo. Y tampoco falta el tipo enmascarado, cuyo nombre no sé si se menciona, un guerrero capaz de derrotar a decenas de infrahumanos y al propio Nekron. Son todos ellos personajes siempre vistos en este tipo de historias.

Lo que más me ha gustado de la película, además de la técnica del rotoscopio, es una escena con otra hechicera. Los infrahumanos la matan clavándole una espada y prenden fuego a su hogar con ella dentro. Larn, el protagonista, ve humo a lo lejos y decide acercarse. Entonces se encuentra con el esqueleto de la hechicera, que todavía es capaz de hablar. Ver al cadáver hablando y moverse como lo hace da bastante mal rollo. Seguramente sea la mejor escena de la película.

En definitiva, Tygra, hielo y fuego es una película que vale la pena ver. Es verdad que no es una gran obra que cuente una historia fascinante y original, pero solo el hecho de disfrutar de los movimientos de los personajes merece la pena. La técnica del rotoscopio es una curiosidad que ya no se usa pero que luce genial. Se utilizó también en Blancanieves y los Siete Enanitos, y en El Señor de los Anillos de Ralph Bakshi. En videojuegos lo usaron en Prince of Persia y Flashback, por poner dos ejemplos. Si recordáis alguna de estas obras podréis observar que destacan por su fluidez de movimientos. En Tygra, hielo y fuego pasa lo mismo. Y por eso vale la pena verla.

Tres bigotes para Tygra, hielo y fuego.


viernes, 4 de marzo de 2022

Un poco de odio (Joe Abercrombie)

Joe Abercrombie lo ha vuelto a hacer
. Mientras leía Un poco de odio me alisaba el bigote, lo cogía entre el ídice y el pulgar, le daba vueltas y después lo volvía a dejar como estaba. Repetía la operación una y otra vez. Y claro, mi mejor arma de seducción no quedaba como al principio. En fin, es lo que tiene leer al escritor inglés: siempre me revoluciona el bigote, y esto solo me sucede con las mejores lecturas. Con Un poco de odio lo he pasado en grande, así que podéis imaginaros el estado de mi bigote.

Un poco de odio es la primera parte de la trilogía La era de la locura. Treinta años después de lo sucedido en la trilogía de La Primera Ley el mundo está cambiando. Ha llegado la industrialización, y las desigualdades se acentúan. Explotación laboral, miseria, hambre. Entre los obreros se habla del gran cambio, y entre propietarios y nobles las palabras son progreso y oportunidades. En este mundo a caballo entre el cambio y las viejas costumbres norteñas seguiremos los pasos de los descendientes de los protagonistas de La Primera Ley: Savine dan Glokta, Rikke, el príncipe Orso, Leo dan Brock y Stour Ocaso. También tendrán su hueco algunos viejos conocidos, ahora envejecidos y con otra perspectiva vital, y algún nuevo e interesantísimo personaje.

Revolución industrial y guerra en el norte


Uno de los principales focos de conflicto lo tenemos en Valbeck, una gran ciudad que está cambiando el mundo demasiado rápido. Abundan las fábricas, el hollín y el hambre. Todos quieren trabajar en la gran ciudad pero pocos consiguen vivir dignamente. Las jornadas son eternas y las condiciones laborales son criminales, y los niños trabajan explotados y los obreros sufren accidentes laborales. Duermen seis o siete personas en una habitación. Lo llaman progreso porque se produce más rápido, pero el pueblo está cansado. 

La situación genera un descontento que se canaliza a través de Los Rompedores, el grupo que pretende impulsar una revolución que traiga el Gran Cambio. Y por supuesto, la revuelta termina estallando. Asistiremos entonces a una parte del libro que me dejó sin aliento. Por todo lo que sucede y por la crudeza de lo que pasa. No pude parar de leer hasta que terminé esa parte del libro, y entonces necesité un rato para digerirlo, pues el ritmo es vertiginoso. Joe Abercrombie utiliza aquí una manera de narrar que ya vimos en Los Héroes, siguiendo el punto de vista de un personaje hasta que se enfrenta con otro. Y entonces el punto de vista pasa a ser el del nuevo personaje. Da la sensación de estar viendo una película.

El otro conflicto lo tenemos en Angland, territorio que Stour Ocaso, sobrino de Calder el negro, quiere recuperar para los norteños. Pero Leo dan Brock también quiere ser un héroe, y tratará de defender el norte con uñas y dientes para que su nombre quede escrito junto a los de los grandes guerreros de la historia.

Joe Abercrombie y su humor sarcástico


Lo que más me ha gustado de Un poco de odio es el tono de Abercrombie. Me encanta su humor sarcástico y cómo ridiculiza a los personajes. Y ojo, porque aquí hay para todos: el séquito de guerreros que acompaña a Stour Ocaso, que desean parecer gente ruda y dura, pero que percibimos como niñatos con ínfulas; el propio sobrino de Calder diciendo que quiere ser como Nueve el Sanguinario y que, aunque puede ser un buen guerrero, todos sabemos que solo existe y existirá un único Logen Nuevededos; los propietarios de las fábricas hablando de progreso mientras están explotando laboralmente a niños porque es más rentable; algunos revolucionarios, que hablan del gran cambio pero se dedican a destruir, quemar y asesinar. Etcétera. La ironía y las contradicciones de la vida están en el libro todo el tiempo, lo que hace que sea un disfrute continuo leer sus páginas.

Todo esto lo percibimos a través de los diálogos, uno de los puntos fuertes del escritor inglés. Recuerdo a Abercrombie afirmar en una entrevista que suele disfrutar más escribiendo diálogos que escenas de acción. Y eso que las batallas del autor inglés son geniales, pero sus diálogos son todavía mejores. Tienen humor, verdades crudas y frases que vale la pena recordar. Como siempre me pasa con este escritor, no he podido evitar subrayar unas cuantas.

El otro punto fuerte de Un poco de odio son los personajes. Y es que Joe Abercrombie vuelve a destacar en este apartado. Hay viejos conocidos como Glokta, el Sabueso, Jezal, Calder y Scale,  Finree, Caul Escalofríos, Trébol y Wonderful. Es muy interesante ver la evolución que han tenido todos ellos después de treinta años. Y claro, el libro se disfruta más si previamente se ha leído la trilogía de La Primera Ley y algún otro libro como Los Héroes, pero no es imprescindible haberlo hecho. Abercrombie va explicando y recordando lo que el lector necesita saber para entenderlo todo.

Una nueva generación de protagonistas


En Un poco de Odio los protagonistas son los descendientes de esos viejos conocidos: Savine, la hija de Glokta, una mujer rica cuyo objetivo parece ser ganar dinero sin límite; Rikke, la hija del Sabueso, una joven que ha sido bendecida con el ojo largo, una especie de don que le permite ver el futuro; Orso, el príncipe heredero del Rey Jezal, cuya reputación es la de un borracho mujeriego; Stour Ocaso, el hijo de Scale que quiere ser como Nueve el Sanguinario; y Leo dan Brock, el joven león, un impetuoso guerrero que desea ser recordado como un héroe. Son todos tan interesantes que no podría decantarme por uno solo. ¿Mis favoritos? Savine, Orso y Stour Ocaso.

Pero me dejo un par de nuevos personajes que también me han encantado. Toro Broad, un tipo impulsivo que impone porque sabe luchar como nadie. Pero como pierde los papeles con facilidad, ha tenido más problemas de los que le gustaría. Y luego está Vick, uno de los mejores personajes de la novela. Es una chica que sufrió mucho en los campos y que parece capaz de cualquier cosa con tal de que sus condiciones de vida mejoren.

Como decía, la novela toca temas como la industrialización y las desigualdades que genera el progreso. Como dijo Terry Prachett y como se cita en Un poco de odio, "el progreso solo significa que las cosas malas suceden más deprisa". Esta idea está en la novela todo el tiempo. Abercrombie se declara fanático de la industrialización, y es llamativo lo bien que encaja un período tan avanzado en un mundo fantástico en el que también hay guerreros norteños y algún que otro mago.

También se toca el tema del fanatismo. Y aquí no se salva nadie. Abercrombie no se corta a la hora de poner de relieve las desigualdades y la miseria que provocó la industrialización, pero también es muy crítico con los revolucionarios fanáticos que desean quemar en la hoguera a cualquiera que se ponga delante, sea quien sea. Lo curioso es que los que terminan saliendo peor parados son los razonables, los dialogantes. Porque parece que en un mundo de extremos lo más peligroso es ser equilibrado.

La importancia de los personajes femeninos


Otro aspecto a destacar es el papel de los personajes femeninos en la novela. Si echamos un vistazo a los personajes de la trilogía de La Primera Ley veremos que las mujeres escaseaban. El propio Abercrombie lo admitió, y no tardó en corregir esto en sus siguientes novelas. En La Mejor Venganza la protagonista era una mujer, Monza Murcatto, igual que Espina Bathu lo era en Medio Mundo, la segunda parte de la trilogía del Mar Quebrado. Bueno, pues esta vez los personajes femeninos son decisivos y además son interesantísimos. Que al final, con todos los respetos, se trata de crear buenos personajes, sean del género que sean.

En Un poco de odio tenemos a Savine dan Glokta, uno de mis favoritos. Empieza la novela descrita como una mujer intocable que parece estar por encima del resto de los mortales. Pero su evolución es genial. También está Rikke, que tiene el don del ojo largo y cuyo papel será decisivo en la batalla que se libra en el norte. Luego está Liddy, la mujer de Toro Broad. Gracias a su inteligencia su familia parece por fin avanzar por el buen camino. Y no puedo olvidarme de Vick, una inquisidora que se convence a sí misma de que ella es dura y fría, porque lo ha pasado realmente mal en los campos.
 
Lo que está claro es que Un poco de odio es Abercrombie en estado puro, y lo es también en la manera de tratar la violencia y los duelos. El escritor inglés no se corta un pelo, aunque sí corta unos cuantos miembros en las batallas de su libro. Hay sangre, cráneos aplastados y lo que sea menester. Y como siempre, desmitifica a los guerreros legendarios, porque la realidad es la que es. ¿Quién termina venciendo? ¿El mejor guerrero o el que aprovecha mejor su momento? Si habéis leído algo de Abercrombie ya conocéis la respuesta.

En fin, que Un poco de odio me ha encantado. Tiene todo lo bueno de los libros de Abercrombie: personajes redondos, diálogos interesantísimos y buenas cantidades de sangre. Pero me ha enganchado más aún que otros de sus libros porque tiene más acción y porque me ha encantado cómo trata el tema de la industrialización. La primera parte de la trilogía La era de la locura merece mucho la pena.

Cinco bigotazos para Un poco de odio.




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martes, 1 de marzo de 2022

La Cumbre de los Dioses: una joya de Netflix que tienes que ver

Ya lo dije cuando hablé sobre Hajime no Ippo: los japoneses son capaces de engancharnos tocando cualquier tema. Boxeo, volley ball, cocina, baile... Da lo mismo. En este caso el asunto va de alpinismo. Y aunque es verdad que La Cumbre de los Dioses es una película de animación francesa, está basada en el manga de Jiro Taniguchi que a su vez se basa en la novela de Baku Yumemakura. La cinta está dirigida y coescrita por el galo Patrick Imbert y no sé cuál es la razón de no haber oído hablar de ella hasta ahora. Porque es una maravilla que me ha dejado muy satisfecho. Pocas películas de Netflix han conseguido meterme tanto en la historia.

En La Cumbre de los Dioses seguimos los pasos de Fukamachi, un intrépido fotoperiodista aficionado al alpinismo. Un día Fukamachi ve a Habu Joji, un reputado escalador, amenazando en un callejón a otro hombre para recuperar una cámara de fotos que le pertenece. Su agresividad se debe a que esa cámara pudo ser de George Mallory, un montañero perdido en su escalada al Everest en 1924. Fukamachi se obsesiona con ella y con Habu Joji porque las fotos, en caso de haberlas, podrían demostrar que el escalador inglés fue el primero de la historia en coronar la montaña más alta de la tierra.

Habu Joji: un escalador arrogante y solitario

 
Lo bueno de la película llega cuando Fukamachi comienza a investigar a Habu Joji. El fotoperiodista se obsesiona y terminamos conociendo todos los detalles de la trayectoria del famoso escalador. Veremos entonces los logros de Habu Joji, sus rivalidades, sus dificultades. Y constataremos que, aunque es un gran alpinista, también es un tipo arrogante y solitario. En una cena con otros escaladores surge la pregunta: ¿Cortarías la cuerda de tu compañero si él va a caer mientras estáis escalando y tú vas por delante? La respuesta de Habu Joji es tajante. "Yo cortaría la cuerda", dice sin miramientos. Y cuando todos lo miran perplejos ante la dureza de sus palabras, añade: "Y si soy yo el de abajo, no lo dudéis y cortad la cuerda". Y es que ése es uno de los elementos que hace de La cumbre de los Dioses una película tan interesante: la personalidad de Habu Joji y su evolución.
 
Otro tema que nos tiene enganchados es el misterio de la cámara. Fukamachi la desea con todas sus fuerzas y parece capaz de cualquier locura con tal de averiguar si Mallory llegó a coronar el Everest o no. La Cumbre de los Dioses mantiene bien la intriga sobre este tema hasta el final.

La película de Patrick Imbert tiene momentos sobrecogedores genialmente narrados. Lo pasé mal con una de las escenas de la película en la que, como me temía, termina sucediendo una tragedia. Hay varias escenas que nos hacen contener la respiración, pues todo parece tan real que se nos ponen los pelos de punta.

En general, los planos que utiliza el director francés transmiten el riesgo al que están expuestos los escaladores, que por supuesto son enormes. En La Cumbre de los Dioses percibimos el peligro con toda su crudeza. Cualquier error puede ser fatal y somos conscientes de ello cada vez que los personajes están escalando. Vemos su miedo, su sufrimiento, su dolor, su frío. Todo esto está en sus gestos y en sus rostros, y los vemos sufrir tanto que no terminamos de comprender cómo pueden ser los escaladores capaces de llegar a semejantes extremos. ¿Será locura? La respuesta la tenemos al final.

Siempre una montaña más alta


El tema de la película es precisamente ése. ¿Por qué hacen los alpinistas lo que hacen? ¿Por qué suben hasta alturas en las que no hay oxígeno? ¿Por qué corren el riesgo de morir congelados o aplastados por una avalancha? Y sobre todo: ¿Por qué nunca se conforman con lo conseguido y siempre necesitan escalar una montaña más alta? La conclusión que saqué viendo la película es que seguramente esto no es solo achacable a los alpinistas, sino también a la actitud de mucha gente ante la vida.

La película de Imbert ha sido capaz de transmitirme emociones como angustia y pena, y esto ha sido en buena parte gracias a su música. Tiene un tono nostálgico y es muy agradable. La verdad es que a mí me ponen una buena banda sonora y me ganan. Me pasa siempre: con Conan el Bárbaro, con Tiburón, con El Último Mohicano. Que sí, son buenas películas con guion, actores y demás, pero si les quitamos su banda sonora no serían lo mismo. Ni mucho menos. Bueno, pues con la banda sonora de La Cumbre de los Dioses pasa lo mismo. Da gusto escucharla.

Así que ya sabéis, La Cumbre de los Dioses es una película de animación en 2D que merece mucho la pena. Está en Netflix y seguro que no le darán tanto bombo y platillo como a otras obras. Pero es muy buena. La recomiendo.

Y por todo lo que me ha transmitido, le doy cinco bigotazos.