lunes, 13 de febrero de 2023

Escupiré sobre tu tumba: violación y venganza

Uno de los problemas de Prime Video es que cuesta encontrar películas que merezca la pena ver. Hay que bucear un buen rato en su contenido para dar con algo que a uno le satisfaga. En su día pensaba que esto se debía a que, directamente, no había productos interesantes en esta plataforma de streaming. O sea, que el contenido en cuanto a largometrajes era una m*****. Pero estaba equivocado. Películas hay, de sobra, pero hay que encontrarlas. De hecho, por aquí ya reseñé hace poco Sound of Metal (reseña aquí) y Bolsa de cadáveres (reseña aquí), dos cintas que disfruté mucho y que podéis ver con vuestra suscripción de Prime Video.

El caso es que hoy vengo a hablar de "Escupiré sobre tu tumba" (2010), otra película que está en Prime Video y que merece la pena. Es dura, cruda, sangrienta, enferma y atroz. Se me agotan los adjetivos, pero supongo que basta con decir que hay que tener un buen estómago para verla. En serio, no es para todo el mundo. Y aun así me ha gustado mucho, lo que no sé en qué lugar me deja exactamente. ¿Estaré enfermo? Pues no lo sé, pero la película de Steven R. Monroe engancha, absorbe y te adentra de lleno en la historia de venganza de Jenniffer Hills. Como digo, es muy dura, pero si ya estáis habituados a este tipo de cine escabroso, truculento y gore, deberíais verla sin dudarlo.

La venganza de Jenniffer Hills

El film nos cuenta la historia de Jennifer Hills (Sarah Butler), una chica de ciudad que alquila una aislada cabaña en la montaña para escribir su última novela. Una terrorífica tarde, un grupo de hombres del lugar viola a Jennifer en la cabaña y la dejan prácticamente muerta. Pero la chica sobrevive, y consumida por la venganza, les devolverá sus actos atroces de una manera que nunca llegarán a imaginar.

"Soy una chica muy creativa".
Como podéis ver en la sinopsis, el argumento de "Escupiré sobre tu tumba" no es el más original del mundo. Una chica es violada y se venga. ¿Y ya está? Pues sí... Pero en realidad no. Porque aquí, aunque la sinopsis nos destripe la película de cabo a rabo, lo que importa es la sensación que nos transmite la cinta. Y ver la historia de Jenniffer Hills, con la violación que sufre y con su posterior venganza, me ha hecho sentir incómodo, mucho. Incluso he tenido que apartar la mirada en alguna ocasión.

La película de Steven R. Monroe tiene muchas cosas buenas. Una de ellas es que se toma su tiempo, unos largos cincuenta minutos, para que odiemos a los paletos malnacidos que violan a Jenniffer. Esos personajes, tanto los jóvenes como el sheriff, son lo más despreciable que puede existir, y la película lo transmite a las mil maravillas.  Los jóvenes desprenden energía oscura desde ese primer instante en la gasolinera, y enseguida vemos que no se harán acreedores al Nobel de la Paz. Está claro que no son trigo limpio y que a la pobre Jenniffer le van a amargar la existencia. Por supuesto, nuestras sospechas se confirman, y los chicos, a los que se une el sheriff del pueblo (los bigotudos siempre son los peores) violan a Jenniffer en una larga escena que el espectador desea que termine cuanto antes.

No sé exactamente cuánto dura la escena de la violación, pero os confieso que se se me hizo larga, muy larga. Y es que uno desea que el sufrimiento de la pobre chica termine cuanto antes. ¿Cuándo la dejarán en paz?, nos preguntamos. Sin embargo, las cosas se ponen cada vez peor, y al final Jenniffer parece haber muerto (aunque ya sabemos que sigue vivita y coleando gracias a la maravillosa sinopsis). Y por fin la escena termina y podemos respirar. Seguro que más de uno, llegado a este punto, creyó que lo peor y más desagradable de la cinta ya había pasado. Pero nada más lejos de la realidad, porque lo bueno (o lo más terrorífico, según se mire), está por llegar.

Una película para estómagos sólidos

Quien ríe último ríe mejor.
Suele decirse que la venganza es un plato que se sirve frío. Pues bien, en el caso de Jenniffer Hills la venganza es lo más brutal que os podáis imaginar. Porque, ¿qué es lo más bestia y sádico que un ser humano le puede hacer a otro? Pensad, pensad... Seguro que tenéis vuestras ideas, y estoy convencido de que más de una me sorprendería. Sin embargo, creedme cuando os digo que las de nuestra protagonista son peores. O mejores, todo depende del punto de vista. Y es que Jenniffer, como buena escritora, es una chica muy creativa.

La mejor parte de la película llega cuando los infames violadores comienzan a sentir ese agobio, esa angustia que les indica que las cosas no han salido como les gustaría. El sheriff no quiere dejar cabos sueltos y ordena a los chicos peinar toda la zona hasta encontrar el cadáver. Mientras tanto, Jenniffer los asusta y los desconcierta: les deja un pájaro muerto en casa, les envía una copia de la cinta en la que se ve cómo la violaron... Son varios sustitos con los que disfrutamos de lo lindo, pues apreciamos que las tornas están cambiando. ¿O es que estos tíos de verdad pensaban que se iban a ir de rositas? Já.

Y entonces Jenniffer pasa a la acción, y lo hace siguiendo un curioso orden de jerarquía y sadismo. La joven empieza a cobrarse su venganza con Matthew, un chico retrasado que sin duda es el que menos poder decisión tenía en la banda de violadores. No diré que la muerte que Jenniffer elige para él es suave, porque no lo es. Pero comparada con las que están por venir es un juego de niños. Eso seguro.

Creatividad al poder

Con lo caro que está el dentista...
El festival comienza con el resto de ejecuciones y, como decía, Jenniffer Hills demuestra ser una chica muy creativa a la hora de matar. Insisto en que la joven se ensaña y en que, si queréis ver la película entera, tenéis que estar preparados. Fue durante estas escenas cuando tuve que cerrar los ojos alguna vez. ¿No es demasiado? Me pregunté. Pero no, no lo es, porque la cinta de Steven R. Monroe se toma sus cincuenta minutos iniciales para que odiemos a esa gente que al final sufre.

La única pega que le pongo a "Escupiré sobre tu tumba" es que tiene un final que no resulta verosímil. Que una chica que acaba de ser violada se recupere de esa forma y planee y consiga llevar a cabo sus asesinatos de una manera tan perfecta y milimétrica no es creíble. Pero, ¿qué más da? Esto es terror, esto es gore, y la excusa para cargarse a toda esa gente es perfecta. Solo resta disfrutar (o sufrir) con el espectáculo.

Lo que está claro es que "Escupiré sobre tu tumba" me ha enganchado de principio a fin, y eso no lo consiguen todas las películas. Ni mucho menos.

Cuatro bigotes para "Escupiré sobre tu tumba".


viernes, 10 de febrero de 2023

Vinland saga 2 (capítulos 3 a 5)

Sé que los lunes son el peor día de la semana para mucha gente. Sin embargo, para mí se han convertido en uno de los mejores. En serio. Es verdad que la mañana de un lunes es menos apetecible que un plato de caracoles (podéis poneros como queráis, no los voy a probar), pero todas las semanas, a eso de las 17:30, Crunchyroll nos ofrece un nuevo capítulo de la segunda temporada de Vinland Saga. Y entonces el tono del día cambia. Mi rostro amargado se torna en una sonrisa feliz enmarcada por mi legendario bigote, y mis ojos brillan rebosantes de ilusión. El caso es que llevo tres semanas acudiendo puntual a mi cita con Vinland Saga y por ahora no hay un solo capítulo que me haya decepcionado. Me está gustando mucho.

En la entrada sobre los dos primeros episodios os decía que la segunda temporada empezaba centrándose en Einar, un nuevo personaje. Al pobre se las hacían pasar canutas. Mataban a su familia y terminaba trabajando como esclavo para un terrateniente cortando árboles y trabajando la tierra. Al menos tuvo la suerte de sobrevivir, eso sí. En su nueva vida como esclavo, Einar conocía a Thorfinn, nuestro vengativo y carismático protagonista. Y así comenzaba una nueva aventura. O, al menos, una nueva situación.

Estos tres últimos episodios de Vinland Saga tienen dos partes bien diferenciadas. La primera la forman los capítulos 3 y 4, que se centran sobre todo en los personajes de Einar y Thorfinn. Ya he dicho más de una vez que uno de los mejores aspectos de Vinland Saga es que da tiempo para desarrollar a sus personajes, para que conozcamos sus anhelos, sus miedos y su estado de ánimo. Eso es justo lo que nos ofrece Vinland Saga durante estos dos capítulos.

La depresión de Thorfinn

A este paso vamos a acabar... a hostia limpia.
Einar y Thorfinn tienen un objetivo tan sencillo como pacífico: quieren cortar troncos el tiempo que haga falta hasta que puedan comprar su libertad. Sin embargo, las cosas suelen complicarse cuando la mala gente abunda, y en Vinland Saga hay gentuza por doquier. Unos invitados del señorito deciden que el hijo de éste tiene que asesinar a alguno de los esclavos para perder el miedo a matar. Y el afortunado al que van a asesinar es Einar, pero Thorfinn pide que lo maten a él. Porque al fin y al cabo, a nuestro protagonista la vida le importa un carajo.

Y de esto es exactamente de lo que van los episodios 3 y 4: de la depresión de Thorfinn. Y es que el hijo de Thors se dedicó durante toda la primera temporada a odiar a Askeladd y a planificar su venganza. Pero ese objetivo terminó deshaciéndose como azucarillo y Thorfinn siente ahora un vacío enorme. Y para muestra, cito textualmente una de las reflexiones de nuestro protagonista, un tipo optimista donde los haya: "¿Ganamos algo estando vivos? Porque yo no. No me ha pasado nada bueno en toda mi vida". Thorfinn es un chorro de energía y motivación. Bravo.

El quinto episodio cambia totalmente de tercio. De hecho, Einar y Thorfinn ni si quiera aparecen. En este episodio veremos a algunos viejos conocidos, como Canuto y Thorkell, y asistiremos al asenso del primero al trono de Inglaterra en el año 1018. Eso sí, si todavía recordáis a Canuto como un muchacho débil y retraído podéis iros olvidando, pues el nuevo Rey danés es un personaje muy diferente: Canuto es ahora implacable, poderoso y decidido. Tiene pinta de ser un líder que no se detendrá ante nada. Veremos.

¿Cómo encajará Thorfinn en este nueva situación? ¿Conseguirá que su vida tenga otra vez un objetivo? ¿Volverá a luchar contra Thorkell como hizo en la primera temporada? Mi bigote no puede esperar.

miércoles, 8 de febrero de 2023

Roma soy yo (Santiago Posteguillo)

Aunque mi devoción por los libros de Santiago Posteguillo no es la que era, sus novelas siempre tendrán un hueco en mis estanterías (de hecho ahí están, y cuentan con el súper poder de atraer el polvo como ningún libro. Gracias, Santiago). En cualquier caso,  reconozco que cuando me detengo en los pasillos de novela histórica de las librerías todavía hoy me acaricio el bigote un buen rato, con parsimonia y sin parar de asentir, frente a esos libros que parecen titularse Santiago Posteguillo. Lo digo porque las letras del nombre del autor suelen ser gigantes. SANTIAGO POSTEGUILLO. Así lo pone, para ciegos, por si alguien no tiene claro qué es lo realmente importante. ¿Y el título de la novela? Bueno, si uno se fija también lo pone. Pero, ¿a quién le importa?

Fue hace unos quince años cuando el autor de Valencia nos deleitó a todos con su primera trilogía, aquella que narraba la vida de Escipión el Africano, el gran vencedor sobre Aníbal en Zama (no me lo confundáis con el del equipo A, que también era buen chaval pero ese era otro). Recuerdo leer sin pestañear páginas y páginas de épicas batallas, escaramuzas, traiciones, emboscadas e intensas discusiones en el senado de Roma. Fue para mí un viaje al pasado que me aficionó para siempre a la historia de la Antigua Roma. 

Posteguillo era bueno, muy bueno, y tuvo tanto éxito que fichó por la editorial Planeta (y ganó dinero). Escogió con acierto otra figura histórica, Trajano, y escribió una trilogía sobre el emperador hispano. El autor volvió a tener éxito y era cada vez más famoso. Y sus libros se vendían sin parar (y ganaba más dinero, sin parar también). Quizá por eso, y porque lo hacía muy bien, Posteguillo ganó en 2018 el Premio Planeta con la novela "Yo, Julia", obra que nos acercaba a la figura de Julia Domna, emperatriz de Roma. Santiago Posteguillo había pasado de ser un autor casi desconocido a ganar el Premio Planeta en apenas diez años (y a tener mucho más dinero, merecidamente también).

De modo que, terminada su bilogía sobre Julia Domna, el escritor valenciano se decidió por fin a acometer su proyecto más ambicioso, aquel que sus fans más acérrimos le habían reclamado durante tanto tiempo. ¿Para cuándo algo sobre Julio César?, le decían a menudo. Pues bien, ese momento ya ha llegado. "Roma soy yo" es la primera entrega de una nueva saga de, como mínimo, cinco novelas sobre Julio César. Y a pesar de todo lo que se ha escrito ya sobre el famoso dictador de Roma, el autor de Valencia tiene claro que él sí tiene cosas que decir sobre César. Y mi bigote y yo nos alegramos.

¿Y qué tal está la primera novela de la saga? Pues muy entretenida, como todos los libros de este autor.

Juicios en la Antigua Roma


Roma, año 77 a.C. El cruel senador Dolabela va a ser juzgado por corrupción, pero ha contratado a los mejores abogados, ha comprado al jurado y, además, es conocido por usar la violencia contra todos los que se enfrentan a él. Nadie se atreve a ser el fiscal, hasta que de pronto, contra todo pronóstico, un joven patricio de tan solo veintitrés años acepta llevar la acusación, defender al pueblo de Roma y desafiar el poder de las élites. El nombre del desconocido abogado es Cayo Julio César.

Santiago Posteguillo.
Como se lee en la sinopsis, el tema principal de "Roma soy yo" es el juicio contra el senador Dolabela. Julio César tuvo la ambición y los arrestos necesarios para llevar la acusación contra uno de los tipos más poderosos de una Roma polarizada en dos bandos: los optimates y los populares. Los primeros eran los senadores más conservadores, quienes querían mantener el poder, el dinero y los privilegios en manos de unas pocas familias. Los segundos, los llamados populares, abogaban por una apertura y una diversificación de tierras y riqueza. Como se sabe, Julio César destacó en el bando de los populares, y la novela nos viene a contar cómo se dio a conocer ante el pueblo de Roma: con ese gran juicio contra Dolabela.

En lo histórico, la novela está bien porque nos permite comprender la Roma de aquellos años. Conoceremos a Cayo Mario y sus mulas (no veáis las mulas cómo pinchaban con el gladio, qué mala leche tenían), asistiremos a la batalla de Aquae Sextiae, veremos al dictador Sila haciendo de las suyas, medrando y sobornando sin parar (menuda pieza, este Sila). Y muchas cosas más. Pero sobre todo, "Roma soy yo" insiste en una ciudad en constante crecimiento y polarizada en esos dos bandos, los optimates y los populares, lo que resulta crucial para entender la figura de Julio César. 

Varias líneas temporales


Por tanto, la primera novela de esta nueva saga es una especie de introducción, pero no por ello deja de ser entretenida. Todo lo contrario. Santiago Posteguillo es, ante todo, un gran contador de historias, y en "Roma soy yo" vuelve a lograr mantenernos enganchados a la lectura. Lo consigue con capítulos llenos de conflicto, suspense y alguna que otra sorpresa. Y como siempre, con un lenguaje preciso, limpio y directo, lo que nos permite pasar páginas y páginas sin pestañear.

El otro punto fuerte de la novela es su estructura. Como decía arriba, el tema central del libro es ese juicio contra Dolabela, pero Posteguillo también toca otros temas que tuvieron lugar años antes de ese juicio. La novela tiene continuos flashbacks que, lejos de alejarnos de la narración, consiguen engancharnos todavía más a la trama. En "Roma soy yo" encontramos flashbacks, sí, e incluso flashbacks dentro de los propios flashbacks, algo así como lo que hacía Nolan en su película Origen (porque si fuera como en Tenet ya sería otro cantar, ejem) pero en versión Antigua Roma. Y Posteguillo lo hace bien, de manera natural, pues nada chirría en este sentido y todo parece fluir. Doy por hecho que el autor de Valencia ha introducido esos saltos en el tiempo tras una larga y exhaustiva planificación. Y se agradece, porque la novela se lee de tirón a pesar de tanto flashback.

¿Personajes que adivinan el futuro?


El gran Julito César.
Solo tengo dos pegas con "Roma soy yo". La primera, y es algo que viene siendo habitual en las novelas de Posteguillo: los buenos son muy buenos y los malos exageradamente malvados. Por ejemplo, Julio César es valiente, comprensivo, inteligente, responsable y enamorado de su mujer. Y aunque es verdad que se equivoca un par de veces, enseguida dialoga y admite sus errores. ¿Sería así el auténtico dictador de Roma? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero cuesta imaginarlo. En cualquier caso, otorgaré a Posteguillo el beneficio de la duda, pues también creó a Escipión como un joven valiente e idealista en Africanus y en las posteriores entregas el personaje se tornó más interesante gracias a su evolución. Veremos qué pasa con César.

Mi otra pega con "Roma soy yo" son esos guiños que Santiago Posteguillo hace a los lectores que ya conocen la historia de Julio César. Me refiero a comentarios parecidos a "un día ser tan magnánimo te costará caro" (hecho por la madre de César refiriéndose a que perdonó a sus rivales de la guerra civil y posteriormente fue asesinado por éstos), o "tú eres como yo, y aunque ahora no lo veas, terminarás siendo como yo" (dicho por Sila, refiriéndose a que César también terminará siendo dictador algún día). Las frases no son literales, pero vienen a ser algo así. Y me chirría porque encontramos ese tipo de comentarios demasiado a menudo. Tanto, que da la impresión de que los personajes de la novela tienen la capacidad de adivinar el futuro. Y claro, esto termina siendo inverosímil.

Con todo, "Roma soy yo" es una novela cuya lectura se disfruta. Es entretenida, tiene acción y el juicio contra Dolabela resulta interesante. Y a pesar de tener continuos saltos en el tiempo, uno nunca se pierde. Los puntos fuertes del libro son su estructura y la capacidad de enganchar de Posteguillo, con ese lenguaje preciso y directo que lo caracteriza. Lo malo es que los personajes no son demasiado redondos y que ese exceso de guiños puestos en boca de personajes de la época de César terminan siendo poco creíbles.

Tres bigotes y medio para "Roma soy yo".


lunes, 6 de febrero de 2023

Bolsa de cadáveres (1993)

¿Cómo se me pudo pasar esta película? ¿Por qué no había visto aún Bolsa de Cadáveres? Recuerdo mi infancia llena de películas y animes terroríficos, sangrientos, fantásticos, con sus monstruitos y sus asesinos, con su casquería y sus chorros de sangre. Recuerdo cintas como Pesadilla en Elm Street, Creepshow (¡Quiero mi tarta, Bedelia!) o Critters. Y de animes como El Puño de la Estrella del Norte, Caballeros del Zodíaco o Dragon Ball. Entre otros. Sangre, vísceras, muerte. ¿Acaso había algo más divertido?

¿Y por qué demonios, entonces, no había visto todavía Bolsa de Cadáveres? ¿Por qué? Pues no lo sé, pero si no la habéis visto. deberíais.

Bolsa de Cadáveres (1993) es una película dirigida por John Carpenter y Tobe Hooper dividida en tres historias diferentes: la primera la protagoniza una joven que empieza a trabajar por la noche en una gasolinera y se acaba de enterar de que un asesino anda suelto por la zona; en la segunda un hombre se está quedando calvo y desea recuperar su pelo cueste lo que cueste; y en la tercera un jugador de béisbol al que le trasplantan un ojo tras sufrir un accidente de coche comienza a tener extrañas y sangrientas visiones.

Como veis, Bolsa de Cadáveres es una especie de Creepshow, aquella maravilla escrita por Stephen King y dirigida por George A. Romero en 1982. Claro que la cinta que nos ocupa tampoco va justa de talento: la dirigen John Carpenter (La Cosa, palabras mayores) y Tobe Hooper (La Matanza de Texas). Casi nada. Pero el reparto también es bueno: tenemos a un simpático Carpenter interpretando a un dicharachero muerto viviente y a Wes Craven y Tobe Hooper en otros menesteres de la actuación, y veremos también en acción a actores como Stacy Keach (el capo nazi de American History X) y Mark Hamill (el Rompepollas).

John Carpenter en la morgue

La mejor actuación de Mark Hamill.

Lo que más me ha gustado de la película es su tono jocoso, esa mezcla de terror-gore-humor que tan buen resultado dio con productos como Historias de la Cripta o Creepshow. Aunque aquí no aparece el famoso esqueleto que introducía aquellas macabras historias, sí contamos con la presentación de otro muerto viviente muy peculiar: nada más y nada menos que John Carpenter, quien se dedica a relatarnos las últimas horas de los muertos que lo acompañan en la morgue. Todo ello con un impagable humor negro que da un encanto especial a la película.

La primera historia es la de la chica que empieza a trabajar en una gasolinera. Este capítulo nos atrapa desde el principio, pues la primera información que tenemos es que un sádico asesino anda suelto. Para desgracia de nuestra protagonista, ella va a tener que pasar la noche en un lugar desconocido (la gasolinera, claro) al que se irán acercando clientes de todos los tipos y modelos, lo que nos pondrá alerta todo el tiempo.

La gracia está precisamente en eso, en la descarada atención que el relato pone en cada una de las personas que hace una parada para repostar: ¿Tiene pinta de asesino? Nos preguntamos inmediatamente acariciándonos el bigote (bueno, eso lo hago yo) analizando al tipo en cuestión y descubriendo (por sus gestos muy disimulados, ejem) si a la chica le gusta lo que ve o no.

Y así avanza la historia de manera muy entretenida y divertida, con algún que otro susto, el típico despiste de la protagonista que solemos encontrarnos en las cintas de terror ("¡ay, se me han olvidado las llaves dentro!" y esas cosas, ya sabéis) y la actuación "estelar" de Wes Craven. Por supuesto, al final hay sangre a chorros, así que poco más se puede pedir. 

La obsesión de recuperar el pelo

Pelazo.
La segunda historia es la que contiene más dosis de humor, lo he pasado en grande viéndola. Un hombre que se está quedando calvo se obsesiona con recuperar su cabello como sea. El protagonista (Stacy Keach) prueba de todo: peluquín, productos capilares, peluquería... Incluso llega a pintarse la cabeza de negro, lo que le cuesta una discusión de pareja. Pero él, incapaz de asumir la realidad, sigue erre que erre a lo suyo. Por eso un día, tras ver un anuncio de televisión que parece dar solución su problema, se somete a una operación. ¿Funcionará? Nos lo preguntamos casi tapándonos los ojos para no ver la escabechina que le han hecho.

Pero sí, funciona. Y vaya si lo hace.

Al día siguiente, cuando el hombre se retira el vendaje de la cabeza, gasta una melena que ni Bruce Dickinson en sus mejores tiempos con Iron Maiden. Y todo son carcajadas y felicidad. Su vida mejora, recupera su confianza, su pareja vuelve con él y todos en la peluquería admiran su cabello. Pero claro, esto es una historia de terror y es John Carpenter, así que, como os podréis imaginar, las cosas no terminan así. Para saber cómo acaba tendréis que ver el episodio hasta el final.

El ojo negro

Luke Skywalker versión Carpenter.
La tercera historia es la menos gamberra de las tres, pero no por eso deja de ser divertida. De hecho, nos plantea un argumento que tiene su cachondeo. Un jugador de béisbol (Mark Hamill) pierde su ojo derecho en un accidente de coche y un médico le propone trasplantárselo. ¿Se os ocurre mejor solución para recuperar la vista? Claro que no. El caso es que la operación es un éxito, y el hombre abre su ojo derecho y distingue perfectamente a su mujer gracias a ese nuevo ojo que pertenecía a una persona muerta.

El asunto es bastante truculento, pero a Mark Hamill y su mujer lo que les preocupa es el apartado estético. ¿Qué más da que ese ojo fuera de una persona que ya murió? Lo preocupante es que el jugador de béisbol tenía los ojos azules, y ahora esa nueva parte de su cuerpo es de color negro, pero más negro que el cuarto más profundo y oscuro del infierno. Me imagino a Carpenter y Tobe Hooper conversando: "Vamos a enfocarlo bien todo el tiempo para que el espectador medio de los años noventa se dé cuenta. Es negro, negro, negro. ¡Es negro!" Bueno pues, como decía, el nuevo ojo es de color negro y el otro de color azul. ¿Solución? Se pone una lentilla también de color azul y asunto arreglado.

Por supuesto, las cosas no se quedan así, y donde había fiesta y jolgorio empieza a haber problemas. Faltaría más. Los dolores de cabeza no tardan en llegar, y unas extrañas y sangrientas visiones comienzan a desorientar al protagonista. ¿Qué demonios está pasando? ¿Tendrá algo que ver con eso ese ojo más negro que un pozo de petróleo? Y así, con un final previsible pero no por ello menos divertido, llegamos a la conclusión de la película casi sin darnos cuenta y volvemos a ver a Carpenter haciendo de las suyas en la morgue.

Está claro que John Carpenter y Tobe Hooper no merecen el Oscar por Bolsa de Cadáveres, pero se trata de una película disfrutable y llena de encanto. Tiene sangre, gore, fantasía y un tono gamberro que convierte la cinta en un producto muy divertido. Si no la habéis visto podéis hacerlo en Prime Video. Una joyita.

Cuatro bigotes para Bolsa de Cadáveres.


domingo, 22 de enero de 2023

Vinland Saga 2 (Capítulos 1 y 2)

Como sin duda todos recordaréis (ejem) Vinland Saga fue una de las primeras series de las que hablé en este concurrido blog (ejem ejem). Dije varias cosas sobre este anime de vikingos y todas fueron positivas: buenos personajes, chorros de sangre, duelos, acción y una animación fantástica. Fue un lujazo ver Vinland Saga en Prime Video. Lo malo es que terminó la primera temporada y me quedé con ganas de más. Así que no tuve otro remedio que olvidarme de ella dejándola grabada en mi memoria, eso sí, como una de las mejores series anime que había visto en mi vida. Casi nada.

Y pasó el tiempo. Y la vida continuó. Y el viento sopló, los árboles se agitaron y las hojas revolotearon.

Hasta que llegó enero de 2023 y se estrenó la segunda temporada. ¡Viva! ¡Hurra! Felicidad absoluta. El estudio encargado de animar el manga de Makoto Yukimura es Mappa (no tiene nada que ver con el personaje bigotudo de Dragon Ball, aquel se llamaba Napa) y por ahora hay disponibles dos episodios que podéis ver en Crunchyroll y Netflix. Todos los lunes se estrenará un nuevo capítulo que probablemente iré comentando por aquí, lo que significa que tenemos vikingos para rato. ¿No es maravilloso?

Vinlad Saga: segunda temporada

Pero situémonos. La primera temporada fue un torrente de sangre y emociones que me entusiasmó, pues tuve entonces la sensación de haber asistido a uno de los animes más épicos de todos los tiempos. La trágica historia de Thorfinn y sus ansias de venganza me engancharon por completo, pero no se trataba solo de él: Askeladd, Thorkell, Canuto... Ahí estaban todos aquellos grandes personajes, evolucionando, cada uno con su personalidad, con sus aristas, con su magnetismo. Todo ello iba acompañado de una animación y una música magníficas. Por eso valoré el anime con cinco bigotazos bien merecidos. Pero, ¿qué iba a hacer Thorfinn después de aquel final de temporada?

Pues bien, los primeros minutos de la segunda temporada no se centran en el hijo de Thors, sino que están protagonizados por Einar, un granjero del norte de Inglaterra a quien también se las hacen pasar canutas -Canuto haciendo de las suyas, you know...-. Y es que cuando uno ve este tipo de series no puede hacer otra cosa que agradecer la época que le ha tocado vivir. Einar no tuvo esa suerte, y cuando era pequeño los vikingos vivían su época dorada, así que saquearon su aldea y asesinaron a su padre. Y por si esto fuera poco, años después volvieron a atacarles y acabaron esta vez con la vida de su madre y su hermana. Por tanto, el pobre hombre se quedó solo y sin otro objetivo en la vida que tratar de sobrevivir siendo esclavo. Fue ahí cuando coincidió con un huraño y resignado Thorfinn.

Básicamente, este es el resumen de los dos primeros episodios de esta nueva temporada, pero hay varios aspectos en los que fijarse. Por ejemplo, que Vinland Saga nos vuelve transmitir lo descarnada y cruel que llega a ser la naturaleza humana. Uno vive feliz y tranquilo en su aldea hasta que una manada de gigantes rubios sedientos de sangre lo ataca. Y entonces, de un plumazo, lo pierde todo: el hogar, la familia, la libertad... Es verdad que Vinland Saga es una serie de ficción, pero muestra con claridad algo que sucedió tantas veces en el pasado. Y sobre todo, el anime de Mappa consigue que sintamos las emociones de sus personajes, mezclando una banda sonora épica con un dibujo que transmite.

Vinland Saga: personajes que lo pierden todo

Pero Vinland Saga 2 no engancha solo por su apartado técnico -en realidad la animación me ha parecido ligeramente inferior a la primera temporada-, sino también porque empieza como un terremoto. Porque los dos primeros episodios de la segunda temporada vuelven a poner en serios aprietos a sus personajes. Perdón, ¿he dicho serios aprietos? Quería decir que hace la vida imposible a sus protagonistas: si en la primera temporada Thorfinn perdía a su padre y debía arreglárselas para sobrevivir y cobrarse su tan ansiada venganza siendo solo un niño, aquí el que se lleva la palma es Einar. ¿O es que acaso hay algo peor que perderlo todo y terminar siendo esclavo?

Vinland Saga 2 tiene una pinta estupenda por todo esto y porque se cuece a fuego lento. Una vez visto el terremoto, el anime se toma su tiempo para que conozcamos a Einar, a su nuevo amo y a todos los demás. Porque para que nos importen los personajes tenemos que conocerlos y entender sus emociones, sus miedos y sus objetivos. Y una vez más, Vinland Saga parece ir por el buen camino en la construcción de sus protagonistas.

Pero no tengo duda de que lo mejor está por llegar...

domingo, 15 de enero de 2023

Sound of Metal: también hay cine serio en Prime Video

A estas alturas de la vida todos sabemos que las plataformas de streaming son un arma de doble filo: tienen basura a mansalva -para dar y regalar, de hecho-, pero de vez en cuando nos ofrecen productos que merecen la pena. Hoy estáis de suerte, pues no os vengo a hablar de ninguna genialidad del estilo de Croczilla o Los payasos asesinos del espacio exterior. No, los que veníais a eso -que os conozco- tendréis que esperar a que me encuentre más inspirado. Hoy me acaricio el bigote, saco pecho y me pongo solemne. Incluso estaba pensando en ponerme la corbata. Porque hoy hablo de algo bueno y con mensaje.

Sound of Metal es una de las mejores películas del catálogo de Amazon Prime Video, de esas que encontraréis en cualquier listado de mejores películas de esta plataforma. Es de 2019 y la tenía pendiente, pero ya me he quitado la espinita. Y sí, Sound of Metal es una película que merece la pena ver.

Un sordo con mucho ritmo (jiji)

La cinta de Darius Marder nos narra la historia de un joven batería de una banda de música que pierde la audición -en cuanto veáis el primer concierto de la película entenderéis el motivo-. Como suele suceder con este tipo de desgracias, al principio Ruben -Riz Ahmed- no termina de creérselo y se somete a una serie de análisis que le confirman que efectivamente se ha quedado sordo. Su vida cambiará por completo y tendrá que iniciar un viaje de superación lleno de verdad, impotencia y serenidad.

Lo que más me ha llamado la atención de Sound of Metal es lo bien que transmite la impotencia que uno puede sentir al quedarse sordo. La película de Darius Marder juega con el sonido todo el tiempo. Cuando nos pone en la piel de Ruben, todo se distorsiona, se emborrona y no se entiende nada: solo se oyen sonidos confusos y lejanos, y vemos la cara de póker de nuestro protagonista que, como es normal, termina poniéndose nervioso a menudo. Pero por otro lado, cada vez que es necesario la cámara se aleja, y entonces vemos la escena desde un punto de vista objetivo con un sonido claro y nítido para que nosotros, que tenemos el privilegio de contar con una audición sana y fuerte, podamos enterarnos de lo que está pasando. Por tanto, enseguida empatizamos con Ruben y nos percatamos de la auténtica dimensión de su problema. Porque sí, si Sound of Metal nos deja clara una cosa es que quedarse sordo es una put*** de las gordas.

Pero la cinta de Darius Marder no se limita a eso: quedarse sordo es una desgracia, sí, pero conviene asumir la realidad. La evolución de Ruben no va a ser un camino de rosas: esto no es Disney y Ruben lo va a pasar mal, va a tener que alejarse de su novia y aprender a vivir como una persona sorda. Va a hacer un gran sacrificio que le llevará a un lugar diferente, a un estado distinto. Lo bueno de Sound of Metal es que, a pesar de todo, transmite un mensaje de serenidad, de que la propia experiencia de tu vida es la que te hace entender y cambiar de actitud. Y es que no aceptar la realidad es lo que nos hace sufrir -y bueno, quedarse sordo de un día para otro también puede influir un poco-.

La difícil misión de aprender a ser sordo

Sound of Metal tampoco transmite la idea de que ser sordo conlleve ser infeliz. De hecho, nada más lejos de la realidad. Ahí tenemos esa comunidad que convive con otros códigos, con otra manera de relacionarse y comunicarse, pero capaz de correr, saltar y reír. Faltaría más. Lo que sucede es que la película se centra en el proceso, en ese viaje de asimilación de que tus cartas han cambiado y de que de ahora en adelante la manera de jugar tendrá que ser irremediablemente otra. De ese viaje y de esa aceptación es de lo que habla la cinta de Darius Marder.

La película también toca otros temas. Por ejemplo, el negocio de la salud: someterse a una operación y recuperar la audición cuesta en la película la friolera de entre 40.000 y 60.000 euros, y además el resultado de la intervención puede no ser lo eficaz que uno esperaría tras pagar semejante suma de dinero. De hecho en la película el resultado deja bastante que desear, lo que lleva a Ruben a un nuevo desengaño que tendrá que afrontar.

Pero si hay una cosa que hace bien Sound of Metal es transmitirnos la idea de que Ruben se está enfrentando a perderlo absolutamente todo. Todo lo que a él le importa, quiero decir. No me canso de leer precisamente eso en todos los manuales de escritura de ficción: que el protagonista debe enfrentarse a la pérdida de lo que es más importante para él. Es un mantra que se repite hasta la saciedad y que no por ello es menos cierto. Sin embargo, eso no significa que sea fácil mostrarlo con tanta claridad como lo hace esta película. Porque, ¿acaso hay algo más relevante para Ruben que su novia Lou -Olivia Cooke- y su grupo de música? Pues claro que no, y Riz Ahmed se encarga de transmitirnos su desasosiego con una gran actuación.

Pues eso que, como decía arriba, Sound of Metal es una película que merece la pena ver. Cuatro bigotes para ella.


viernes, 13 de enero de 2023

Encerrado con el diablo es otra joya de Apple TV

Aunque al leer el título de esta miniserie de Apple TV nos podemos imaginar en un plató de Telecinco a solas con alguna de sus "estrellas" televisivas -lo cual sería ciertamente terrorífico-, en realidad Encerrado con el diablo no tiene nada que ver con la telebasura. De hecho, la serie de Apple TV es buena, sorprendentemente buena. Y nos presenta a un "diablo" que no trabaja en Mediaset: nuestro villano luce bigotazo y patillas, se llama Larry Hall y es un asesino en serie de niñas. Un tipo entrañable. Eso sí, el título de la serie es en realidad Black Bird y lo han traducido como les ha dado la real gana. Pero la serie es buena y esto es lo que importa.

Encerrado con el diablo es una miniserie de seis episodios basada en hechos reales. El lío empieza cuando Jimmy Keene -Taron Egerton-, un traficante de drogas con más ego que Cristiano Ronaldo, es condenado a diez años de prisión por tráfico de drogas. A todo cerdo le llega su San Martín, que diría aquel. Pero un día el FBI hace una tentadora oferta a Jimmy: si se traslada a la prisión en la que está el presunto asesino Larry Hall y consigue demostrar su culpabilidad, saldrá sin cargos. Aunque es una misión peligrosa, al final Jimmy acepta por causas de fuerza mayor.

Un gran guion y mucha tensión


La miniserie de Dennis Lehane es buena por muchas cosas, pero funciona sobre todo porque tiene un buen guion. En Encerrado con el diablo todo está por algo, las escenas son precisas y tienen conflicto, y los diálogos son fluidos, naturales, interesantes y vitales para el desarrollo de la trama. Y sobre todo, Encerrado con el diablo juega muy bien con la tensión. Me explico con varios ejemplos (ojo spoilers).

Jimmy Keene acepta participar en la misión suicida que le ofrece el FBI porque es más que probable que dentro de diez años su padre esté muerto (su padre es el difunto Ray Liotta al que dedican un comentario al final de uno de los episodios). Por tanto, nuestro protagonista necesita salir de prisión cuanto antes, lo que confiere a la serie una buena dosis de tensión. Además, Jimmy tiene un límite de tiempo de alrededor de un mes para lograr su objetivo, pues en breve Larry Hall tendrá el juicio por el recurso que presentaron y, si no hay grandes cambios, saldrá libre. Por tanto, más tensión. Y por si todo esto fuera poco, en la cárcel hay un guarda carroñero que chantajea a Jimmy con contar al resto de reclusos que el nuevo preso no es un traficante de armas como había contado, sino que en realidad es un soplón. Así que tensión, tensión y más tensión.

Otra cosa que hace bien la miniserie de Apple TV es hacerte dudar. ¿Es Larry Hall el asesino de niñas que dicen o tan solo se trata de un pobre hombre con afán de protagonismo? ¿Sospecha Larry de Jimmy o de verdad lo considera su amigo? ¿Por qué miran así los presos a Jimmy? ¿Acaso ya se han enterado de que es un soplón o solo nos lo estamos imaginando? Son solo unos ejemplos, pues la serie hace esto constantemente. Ahí va otro: las escenas en las que dialogan Jimmy y Lauren McCauley dan la impresión de que en algún momento puede surgir una relación sentimental entre el preso y la policía. Y como el mismo Jimmy dice en una ocasión, lo divertido está en creer que puede pasar algo. Pues eso.

Larry Hall, un asesino que despista

 
Claro que para que nos importe eso que puede suceder son necesarias actuaciones tan verosímiles como las que encontramos en Encerrado con el diablo. El nivel general es bueno, pero merecen especial mención las interpretaciones de Taaron Egerton como Jimmy y, sobre todo, la de Paul Walter Hauser como Larry Hall. La serie de Dennis Lehane termina convirtiéndose en un cara a cara entre estos dos, y todos y cada uno de sus diálogos funcionan. Jimmy se dedica a preguntar y preguntar, y Larry, a veces, responde. Sin embargo, en otras ocasiones contesta con otra pregunta y añade tensión a la escena. A menudo nos preguntamos si Larry Hall ha descubierto a Jimmy. Nuestro villano es un gran personaje porque nos engaña, cuesta ver por dónde va y nunca tenemos claro si es demasiado tonto o demasiado listo -lo mismo que suele pasar con los políticos, dicho sea de paso-.

De modo que, resumiendo, recomiendo Encerrado con el diablo porque es una serie que se sigue con sumo interés. Tiene tensión, buenos diálogos y escenas bien hechas. La historia en general es interesante y los actores hacen un gran trabajo. Y como bien dicen en Encerrado con el diablo, lo que hace que la veamos hasta el final, lo divertido de la serie, está en que nos hace creer que puede pasar algo, incluso cuando sabemos que no pasó nada en realidad. 

Y ojo a los productos de Apple TV, porque Encerrado con el diablo es la segunda serie que veo en esta plataforma y, otra vez, la he terminado encantado. La primera fue Ted Lasso y me pareció genial (os hablo de ella por aquí)

Cuatro bigotes para Encerrado con el diablo.


martes, 10 de enero de 2023

Segundas partes que sí fueron buenas

"Segundas partes nunca fueron buenas". La frase se usa a menudo cuando vemos una secuela que termina siendo un bodrio. Y aunque esto suele pasar -o sea, que las segundas partes en general sean una mie***- la verdad es que hay varias excepciones que confirman la regla. De hecho, hay bastantes y muy buenas, y de eso vengo a hablaros hoy.  Por tanto, la pregunta que vengo a responder sin irme por las ramas es: ¿Qué segundas partes de películas fueron mejores que las primeras? 

Seguro que ya tenéis alguna en mente y estáis pensando que se me va a olvidar mencionar esa película tan perfecta, esa segunda parte tan sublime de la que solo se acuerda vuestro privilegiado cerebro. Y sí, se me va a olvidar. Esa de naves y de sables láser con la que os ponéis tan pesados. Por lo tanto, esos pocos elegidos estáis en vuestro derecho de dejar de leer este artículo ahora mismo. Los demás, los que seguís perdiendo el tiempo por aquí, podéis dejar un comentario abajo con vuestras mejores segundas partes. Si os place.

P.D. Estaba intentando darle un toque de humor al párrafo anterior pero soy incapaz. No os cabreéis. Vuestros defectos como lectores son mi fracaso como escritor.

"Cómodo, tengo que contarte una cosita”.


Terminator 2: El juicio final (1991)

La de James Cameron es una de las mejores películas de acción de la historia. Se estrenó en 1991, cuando los efectos digitales no eran tan comunes, y sorprendió sobre todo por un T1000 de metal líquido capaz de regenerarse aunque lo acribillaran a balazos. ¿Cómo habían podido crear aquellos efectos especiales tan magníficos? El público de la época se frotaba los ojos y contemplaba con la boca abierta al poli de las orejas soplonas, pues el terminator "malo" exhibía todos y cada uno de sus trucos durante la película: atravesaba la cabeza de alguien convirtiendo su dedo en cuchillo, volvía a construir su cuerpo como si de Bu o Célula se tratara, cerraba sus heridas de papel albal -me lo sigue pareciendo- en un periquete... Hacía de todo.

Pero Terminator 2 era mucho más que unos efectos especiales sobresalientes. La película de James Cameron contaba también con grandes personajes, como una Sarah Connor -Linda Hamilton- que podría haber liderado a los 300 espartanos de Leónidas, o un terminator "bueno" encarnado por Arnold Schwartzenegger que terminaba entendiendo los motivos del llanto humano. Sin olvidarnos de Edward Furlong y Robert Patrick, futuro líder de la resistencia y T1000 respectivamente. Todos estaban muy bien.

Lo bueno de Terminator 2 es que fue una película de acción con escenas que se rodaron de verdad, algo así como lo que hizo que Mad Max Fury Road fuera tan condenadamente buena pero que habíamos perdido durante tanto tiempo. En 1991 ese exceso de efectos digitales aún no había llegado y en Terminator 2 se nota. Había persecuciones, asesinatos, tiroteos... Era un no parar. Y lejos de aburrirnos, James Cameron consiguió mantenernos enganchados a su película y a la historia que nos estaba contando. Que dicho sea de paso, tenía su miga, con viajes en el tiempo y máquinas que se rebelaban contra sus creadores. Terminator 2 es una película maravillosa.

Aliens: El regreso (1986)

Lo tenía difícil James Cameron con la segunda parte de Alien porque El Octavo Pasajero fue una gran película de terror. Tanto, que el director canadiense decidió que su secuela cambiaría de género. Es cierto que el terror de los Aliens continuaría ahí, pero Aliens: El regreso terminó siendo una película de acción. Y fue un acierto, pues quizá sea a día de hoy la mejor película de acción de todos los tiempos. Sin exagerar.

Con un tono mucho más militar, la segunda entrega de Alien nos cuenta que el planeta de estas entrañables criaturas ha sido colonizado. Pero un día se pierde la comunicación con la colonia y se envía una expedición de marines espaciales para investigar qué ha pasado. ¿Se habrá quedado dormido el vigilante? ¿Estarán de vacaciones todos los de mantenimiento? Para responder a estas y a otras cuestiones tenemos a Ripley otra vez -Sigourney Weaver-, quien decide comerse este marronazo porque tiene pesadillas.

Aliens: El regreso es una gran película por la tensión que transmite, por su ritmo y por sus carismáticos personajes. Y además tenemos un gran villano, esa reina alien que se enfrenta a Ripley en un épico combate final. Peliculón.

El Padrino. Parte II (1974)

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, un grupo de jóvenes decidió hacer una maratón para ver las tres películas de El Padrino en un día. La juventud a menudo implica inconsciencia, y efectivamente aquel grupo de temerarios e inexpertos muchachos no fueron conscientes de la auténtica magnitud de su proyecto. ¿Ver las tres películas de El Padrino en unas doce horas? Era posible, pero serían necesarias diez horas para verlas, lo que implicaba madrugar -imposible con aquellas edades- y no alargarse con las comidas. Pero los jóvenes ni se plantearon que aquellos obstáculos eran insalvables. Se veían capaces. Obviamente, el día D no lograron su objetivo, pero al menos sí vieron las dos primeras películas de El Padrino. Y después salieron de fiesta, claro. Y como les habían dicho que la tercera era la más floja, se quedaron contentos a pesar de no verla.

Por supuesto, yo no tengo nada que ver con aquellos chavales, pero sí he visto las películas de El Padrino -sí, terminé viendo la tercera- y lo cierto es que la segunda parte de El Padrino es para mí la mejor

Aquí tenemos dos historias paralelas perfectamente hiladas. Por un lado, Coppola nos cuenta la elección de Michael -Al Pacino- como jefe de los negocios familiares; y por otro, asistimos a los orígenes de Don Vito Corleone, con un Robert de Niro descomunal, en los que veremos cómo se fraguó la figura del líder que conocimos en la primera parte de la trilogía.

¿Que por qué pienso que esta parte es mejor que la primera? Por su ritmo, por su guion. Pero sobre todo porque la historia de los orígenes de Don Vito Corleone es espectacular. Un gran Robert de Niro.

Mad Max 2. El guerrero de la carretera (1981)

George Miller solo tardó dos años en volver a la carga con Mad Max. Si en la primera entrega (1979) asistíamos a la creación del personaje protagonista con esa tragedia que lo convirtió en lo que es, en El guerrero de la carretera conocimos a un Max en pleno apogeo. Mel Gibson hizo un gran papel como el típico antihéroe: Max es un tipo duro, solitario, parco en palabras y con una herida emocional enorme. Pero también es un personaje con ganas de ayudar a los vulnerables aunque sea por puro egoísmo. Porque aquí el objetivo es sobrevivir.

En El guerrero de la carretera, Max, tras el holocausto nuclear, inicia una lucha para ayudar a una colonia superviviente que suele ser atacada por un grupo de violentos. La gasolina escasea y se ha convertido en un bien muy codiciado. Asistiremos a un futuro postapocalíptico lleno de arena, vehículos, gente violenta y persecuciones que logran construir una película adictiva y llena de acción.

Mad Max 2 es mejor que la primera porque aquí ya estamos en la cresta de la ola: Max se ha convertido en un antihéroe solitario y marcado para siempre por su pasado, y además hay tíos con cresta, un tipejo cachas con máscara que habla con la voz distorsionada, un "niño perro extraño" que maneja el boomerang con la pericia de un atleta olímpico y, bueno, gentuza de todos los colores. Además, si hubo una película que influyó en Hokuto no Ken, ese manga y anime que tantas alegrías nos dio, fue sin duda ésta. Por tanto, no hay más preguntas, señoría. Mad Max 2 es un clásico del cine.

El caballero oscuro (2008)

Aunque soy de esos tíos raros que disfrutan más con el Batman de Tim Burton -y sobre todo con su sonriente Joker-, hay que reconocer que la trilogía de Nolan está muy bien. Sin pasarnos, sin decir que es una de las mejores películas de todos los tiempos -que os veo venir y obviamente no lo es-, pero está bien. Y como suele suceder con las trilogías, la segunda parte es la que más acción tiene. Al fin y al cabo, la segunda entrega de una trilogía suele mostrar al héroe haciéndose grande y en pleno apogeo, repartiendo mamporros, espadazos o lo que sea menester. Aquí el Batman de Nolan y Christian Bale propina, entre otras cosas, una buena tunda al oscarizado Joker de Heath Ledger. Y éste se ríe sin parar, seguramente debido a la voz afónica de Batman.

El caballero oscuro es una gran película de acción con persecuciones, atracos, tiroteos y peleas. Hay tensión, buenos diálogos y una trama caótica. La película lo tiene todo. Pero además, la cinta de Nolan cuenta con tres personajes a cada cual más interesante: el Joker, la estrella de la función, un tipo que representa el caos más absoluto; Harvey Dent, interpretado por Aaron Eckhart, fiscal del distrito que terminará convirtiéndose en dos caras; y Batman, claro, un rico loco empeñado en sacrificarse por la ciudad de Gotham. Cada uno de estos tres personajes tiene sus fantasmas, su trasfondo y sus propios conflictos y preocupaciones.

Si me preguntaran cuál es la mejor película de super héroes que he visto y consiguiera no dejarme llevar por la nostalgia, mi respuesta sería El caballero oscuro. Porque la cinta de Nolan es, sobre todo, una gran película de acción. En realidad la puede ver cualquiera, le interesen o no los súper héroes, lo cual es bastante decir. De modo que sí, El caballero oscuro es mejor que Batman Begins y se merece estar en este listado. Ah, y se encuentra a años luz de las películas de Los vengadores. Tenía que decirlo.

lunes, 2 de enero de 2023

Ted Lasso es la mejor serie que he visto en 2022

No sabía cómo empezar esta entrada hasta que ha aparecido mi gato: se me ha acercado con la cola apuntando al techo, ha saltado sobre mis piernas sin pedir permiso y se ha puesto a ronronear esperando una buena ración de caricias. Por supuesto, se la he dado, que para eso estoy a su servicio. Y como os podréis imaginar, cada vez que mi gato hace esto -aunque a veces se ponga un poco pesadete- me transmite un buen rollo y un bienestar impagables. Bueno, pues si ese buen rollo tuviera nombre de serie de ficción, se llamaría Ted Lasso: una comedia entrañable, agradable, adictiva y con personajes que desbordan carisma. He visto Ted Lasso con una sonrisa de felicidad y sin dejar de acariciarme el bigote. Qué bien.

La serie Ted Lasso me llamó la atención en cuanto me contaron su argumento: un entrenador de fútbol americano ficha por un equipo de fútbol -o soccer, para entendernos- de la Premier League. Puede parecer arriesgado, y la verdad es que lo es. Y es que Ted Lasso sabe tan poco sobre fútbol que ni siquiera tiene claro lo que es un fuera de juego. El desastre, pues, está asegurado. ¿Y cómo es posible que lo hayan fichado entonces? Pues porque ése es el objetivo precisamente: destruir el club. La dueña del AFC Richmond, Rebecca Welton, quiere vengarse de su exmarido por haberle puesto los cuernos, y sabe que lo que más daño le hará es destruir su amado equipo de fútbol. ¿Retorcido? Sí. ¿Divertido? Mucho más.

Sobre todo, Ted Lasso es una sorpresa. Sé que llego tarde, pues la serie se estrenó en agosto de 2020, pero más vale tarde que nunca. Y como digo, me ha sorprendido: por su frescura, por su humor, por su tono desenfadado y entrañable. Y también por sus personajes. En realidad, en Ted Lasso lo del fútbol, aunque tiene su punto, es lo de menos, así que si sois de los que cambian de canal en cuanto aparece JJ Santos -para esto no hace falta odiar el fútbol, la verdad- no os preocupéis porque Ted Lasso va de liderazgo, de inteligencia emocional, de relaciones humanas, de fidelidad, de rencor, de miedo y de valentía. De la vida misma, de todo, pero con un sentido del humor y unos conflictos que nos mantienen pegados al asiento hasta el final de cada capítulo.

Personajes con mucho carisma

Para que todo esto nos importe, Ted Lasso cuenta con un elenco de personajes inmejorable. Tenemos al propio Ted, el protagonista que encarna Jason Sudeikis, un tipo de gran corazón que a menudo se hace el tonto a pesar de ser más inteligente de lo que parece. También está Rebeca Welton, con quien Hannah Wadinghm hace un gran trabajo: una mujer firme, con un objetivo tan malvado como entendible, que sufrirá una gran evolución a lo largo de la serie. Y por supuesto no hay que olvidar a los futbolistas: el veterano y siempre enfadado Roy Kent, el joven y egoísta Jaimie Tartt, el optimista e hiperactivo Dani Rojas, quien asegura que el fútbol es vida cada vez que habla. La serie de Apple Tv juega bien con los tópicos más manidos de los futbolistas llevándolos al extremo y haciendo que sus personajes sean tan graciosos como carismáticos. ¿O es que acaso a algún desalmado puede caerle mal Dani Rojas? Imposible.

Así que, resumiendo, ¿por qué hay que ver Ted Lasso? Pues porque es divertida, engancha y cogeréis mucho cariño a sus personajes. Y si no os gusta el fútbol no os preocupéis porque no tiene nada que ver. Al fin y al cabo, el protagonista tampoco tiene ni idea de fútbol y ahí lo tenéis, dirigiendo a un equipo de la Premier League. 

Ted Lasso es de lo mejorcito que he visto en 2022. Cinco bigotes para ella.


viernes, 22 de abril de 2022

El Último Duelo: tres verdades que enganchan

El Último Duelo era para mí una de esas películas que te atraen y te alejan a partes iguales. Me encanta el cine de época, la literatura histórica y la fantasía épica y medieval. Así que la cinta de Ridley Scott, que transcurre en la Francia del siglo XIV, me llamó la atención desde el principio. Parecía que había justas, duelos, batallas e intrigas palaciegas. Todo eso me fascina, y al parecer El Último Duelo iba sobrada de estos ingredientes. Qué bien, me dije acariciándome el bigote. Tiene buena pinta, pensé.

Pero como decía, tenía dos prejuicios que me alejaban de la película: el primero, que era muy larga, dos horas y media, demasiados minutos para verla de tirón un día de labor; y mi segunda reticencia era que trataba el tema de una violación a una mujer en la Edad Media. Me explico: en realidad el problema no era el tema sí, sino cómo iba a abordarlo Hollywood, que ya sabemos que son capaces de plantarnos feministas convencidas y obreros con conciencia de clase en el siglo XIV si se les cruza el cable. Y aunque se trata de una obra de ficción y sus creadores pueden hacer lo que les dé la real gana, a mí ese tipo de cosas me suelen sacar de la historia, qué le vamos a hacer. Y claro, cuando vi el tráiler me temía lo peor.

Pero no, tengo que reconocer que estaba equivocado. El Último Duelo es una gran película, con una duración larga pero justificada, y con una buena recreación de lo que podía ser la mentalidad de la época. No encontraréis feministas ni lenguaje igualitario en el siglo XIV en esta película, sino unos esquemas mentales que aterrorizan hoy día sobre todo porque eran reales. Y es que basta con reproducir la manera de funcionar de aquella sociedad para entender las injusticias que se cometían. Os cuento.

Sinopsis de El Último Duelo

El Último Duelo nos ubica en la Francia de 1386. Narra el enfrentamiento entre el caballero Jean de Carrouges (Matt Damon) y el escudero Jacques LeGris (Adam Driver), pues acusa el primero al segundo de violar a su esposa, Marguerite de Carrouges (Jodie Comer). El Rey Carlos VI decide solucionar el conflicto con un duelo a muerte. Si gana de Carrouges, Marguerite será vengada, pero si vence LeGris, ella será quemada en la hoguera como castigo por falsas acusaciones.

La película la dirige un tal Ridley Scott, director de cintas como Gladiator, Alien y Blade Runner. Y el guion, de Ben Affleck, Matt Damon y Nicole Holofcener, está basado en el libro de Eric Jager, un ensayo que relata el conflicto que tuvo lugar entre los tres personajes principales.

El Último Duelo: tres puntos de vista

Lo primero que llama la atención de El Último Duelo es la manera de contarnos la historia. La película no tiene una narración lineal, sino que está dividida en cuatro partes. La cinta de Ridley Scott nos muestra primero la versión de Jean de Carrouges, después la de Jacques LeGris y en tercer lugar la de Marguerite. Por último asistiremos al épico y sangriento duelo entre el caballero y el escudero. 

Es verdad que lo que sucede durante la proyección se repite a menudo. Al fin y al cabo, El Último Duelo nos está contando lo mismo tres veces. Sin embargo, resulta muy interesante captar los matices de la versión de cada personaje. ¿Cuál es la reacción que tiene cada uno cuando se besan? ¿Esa mirada es de tonteo o es simplemente una formalidad? Pues dependerá de quién nos lo esté contando. Además no todos los personajes han vivido lo mismo, de modo que según vayamos conociendo las verdades de cada uno de ellos tendremos también más información, como conversaciones y comportamientos que antes no habíamos visto. Con esta subjetividad Ridley Scott nos erige en jueces de los acontecimientos y nos hace dudar. En algún momento temprano incluso nos preguntaremos si de verdad hubo violación o no.

Todo esto es posible gracias a unas actuaciones soberbias. El nivel general de los intérpretes es alto, pero mención especial merecen los tres protagonistas: Matt Damon, Adam Driver y Jodie Comer. Si la película nos incomoda, si nos emociona, si nos transmite, es en gran parte gracias al gran trabajo que hacen estos tres intérpretes.

Matt Damon, Adam Driver y Jodie Comer

Matt Damon encarna a Jean de Carrouges, un caballero tosco y zafio muy preocupado por medrar, por sus tierras, por sus bienes y por su descendencia, pero quizá no tanto por querer a su mujer. Es genial cómo Damon representa el comportamiento de una persona acomplejada, materialista, luchadora e irascible, y pone de relieve la manera de funcionar de la economía del siglo XIV, basada en las propiedades, en las tierras y en las herencias. Llama la atención la actuación de Damon porque estamos acostumbrados a ver al actor americano en otro tipo de papeles, pero aquí lo borda. Jean de Carrouges no es precisamente la alegría de la huerta, y si tuviera que elegir entre irme de cañas con él o con LeGris, sin duda elegiría a este último.

Y es que el personaje de Adam Driver es justo lo contrario. Un tipo culto, instruido en las letras y en los números, pero también un vividor con don de gentes. De Carrouges y LeGris tienen comportamientos opuestos: el primero es tosco, agresivo y vulgar pero luchador y defensor de lo suyo; el segundo tiene una mentalidad más abierta y libertina. Lo cual puede estar bien a veces (por ejemplo para irse de cañas) hasta que uno se pasa de la raya. Y LeGris, animado por su amistad con el primo del Rey de Francia, terminará creyéndose capaz de todo y cometerá una violación que causará el principal conflicto de la película.

Quien la padece es Marguerite de Carrouges, interpretada de manera fabulosa por Jodie Comer. La actriz británica hace un gran trabajo transmitiendo esa soledad, esa culpa, esa rabia, esa injusticia que le ha tocado vivir. Pero también se trata de una mujer inteligente que va a jugar sus cartas, aunque sean pocas y malas, hasta el final. Una luchadora, una mujer valiente que conoce las terribles consecuencias que puede acarrear su decisión y que no se enfrenta tan solo al trauma de una violación, sino también a toda una mentalidad, a toda una manera de ver las cosas contra la que la verdad en ocasiones poco puede hacer.

Estos son los tres protagonistas de la película y, como digo, hacen un gran trabajo. Pero no son los únicos que están acertados. Ben Affleck interpreta al Conde Pierre d'Alençon, un tipo caprichoso, privilegiado, mujeriego y primo del Rey que da y quita a su antojo según le caiga en gracia la persona que tiene delante. Harriet Walter es la madre de Jean de Carrouges, quien es especialmente dura con la esposa de su hijo. Alex Lawther es el Rey de Francia, un joven que no dice demasiado pero lo dice todo con sus sonrisas y con sus carcajadas cada vez que aparece la sangre. Desde luego, el monarca no parece ser la persona más empática del mundo. Todos ellos lo hacen bien, con sus matices, con sus sonrisas y sus comportamientos, y nos acercan a esa sociedad estamental formada por nobles y pueblo llano.

No puedo terminar esta reseña sin mencionar dos de los mejores aspectos de la película. Por un lado, vestuarios y escenarios. Da gusto ver las armaduras, los vestidos, los interiores de palacios y viviendas. Y por otro, las escenas de acción. Ridley Scott no abusa de ellas, pues se centra sobre todo en el conflicto del abuso sexual, pero cuando hay acción se disfruta de lo lindo. De vez en cuando tenemos alguna escaramuza, alguna batalla en la que Jean de Carrouges y compañía se dan de tortas. Y aquí no hay medias tintas. Chorros de sangre y espadas que atraviesan. Real como la vida misma. Y por supuesto tenemos el final, con un duelo que nos hace contener la respiración.

Cinco bigotes para El Último Duelo.