martes, 8 de marzo de 2022

Tygra, hielo y fuego: el rotoscopio de Ralph Bakshi

En los años ochenta y noventa no estábamos acostumbrados a ver películas de animación para adultos. Los "dibujitos animados" eran para los pequeños de la familia casi independientemente del tema que trataran. Si había un tal Kenshiro, una especie de Bruce Lee con los músculos del "chuache" explotando las cabezas de unos tipos con cresta... Pues bueno, los dibujitos seguían siendo cosa para niños aunque salieran chorros de sangre que salpicaran a la pantalla. Porque eran dibujos animados. ¿Qué más daba lo que contaran en realidad? Lo mismo solía suceder con los videojuegos, salvo alguno en concreto que fue especialmente demonizado por los medios de comunicación de masas. 

Pero en aquellos tiempos de mentalidades cerradas existieron algunas obras que lograron romper con la creencia popular. Y una de ellas fue Tygra, hielo y fuego (1983), una película de animación para adultos dirigida por Ralph Bakshi y guionizada por Roy Thomas y Gerry Conway (Marvel y Conan el Bárbaro) que utilizó la técnica de la rotoscopia para dejarnos con la boca abierta.

Tygra, hielo y fuego nos lleva a un mundo futuro de espada y brujería en el que una edad de hielo amenaza al planeta. Básciamente nos cuenta la lucha del fuego contra el hielo, o del bien contra el mal. Una parte de la población vive en los volcanes para refugiarse del frío. Pero en el otro extremo está Nekron, el Señor del Hielo, un tipo con malas pulgas y peor color de piel que tiene el poder de empujar bloques de hielo gigantes con su mente. Ahora una gran montaña de hielo avanza hacia el Rey Jarol, que vive tranquilo en su fortaleza rodeada de volcanes. Sin embargo, no es este el único problema del monarca, porque un buen día los infrahumanos de Nekron (que no tienen pinta de trabajar para la NASA), siguiendo las órdenes de su perversa madre, secuestran a la princesa Tygra. Tendremos entonces peleas, sigilo, persecuciones, magia y brujería. Una buena ración de aventuras, en definitiva.

El rotoscopio, lo mejor de la película de Ralph Bakshi

Lo más destacado de la película es que está hecha con la técnica del rotoscopio. Esto significa que las escenas fueron grabadas con actores reales y después se dibujó encima. O sea, se reemplazaron los fotogramas de la filmación real por dibujos calcados sobre cada fotograma, y así se consiguió que los movimientos y las expresiones de los personajes fueran mucho más naturales y fluidos. El resultado salta la vista. La película fue un fracaso en taquilla, pues costó 1,2 millones de dólares y recaudó 760.000, pero no se puede negar que estaba bien hecha. Ver correr, saltar y pelear a los personajes de la cinta de Ralph Bakshi sigue siendo curioso y agradable a día de hoy. Eso sí, el guion no está al mismo nivel.

Y es que Tygra, hielo y fuego es una película cortita con una duración de 81 minutos. Es cierto que el hecho de que una película sea más o menos larga no tendría por qué ser un problema según lo que cuente y cómo lo haga. Sin embargo, en este caso se echa en falta minutos para poder entender cosas que no están explicadas. ¿Qué sabemos del protagonista? Pues poca cosa: que el bloque de hielo gigante y sus infrahumanos han atacado a su pueblo, pero poco más. ¿Y qué sabemos de un guerrero que aparece y que termina siendo decisivo en la película? ¿Por qué quiere matar a Nekron? Vale, porque es el malo malísimo, pero da la impresión de haber algo personal entre el guerrero enmascarado y Nekron. Sin embargo, nunca lo sabemos. Y sobre todo: ¿por qué él sí es capaz de vencer a Nekron? ¿De dónde saca toda esa fuerza que puede con la magia del brujo? Son preguntas que quedan sin respuestas porque la película se centra en la acción y apenas tiene diálogos. Y cuando los tiene son muy básicos.

Espada y brujería repleta de topicazos

El otro punto débil de la cinta de Ralph Bakshi es que está plagada de topicazos. No es una película original en cuanto a lo que cuenta, y está claro que tampoco lo busca. Se centró más en la forma que en el contenido. Tenemos a Tygra, una bella princesa que es secuestrada en su fortaleza (que por cierto, los infrahumanos de Nekron se cuelan como Pedro por su casa). Luego está la madre de Nekron, otro topicazo, pues es la bruja / hechicera malvada y conspiradora que quiere manipular a su hijo. Y tampoco falta el tipo enmascarado, cuyo nombre no sé si se menciona, un guerrero capaz de derrotar a decenas de infrahumanos y al propio Nekron. Son todos ellos personajes siempre vistos en este tipo de historias.

Lo que más me ha gustado de la película, además de la técnica del rotoscopio, es una escena con otra hechicera. Los infrahumanos la matan clavándole una espada y prenden fuego a su hogar con ella dentro. Larn, el protagonista, ve humo a lo lejos y decide acercarse. Entonces se encuentra con el esqueleto de la hechicera, que todavía es capaz de hablar. Ver al cadáver hablando y moverse como lo hace da bastante mal rollo. Seguramente sea la mejor escena de la película.

En definitiva, Tygra, hielo y fuego es una película que vale la pena ver. Es verdad que no es una gran obra que cuente una historia fascinante y original, pero solo el hecho de disfrutar de los movimientos de los personajes merece la pena. La técnica del rotoscopio es una curiosidad que ya no se usa pero que luce genial. Se utilizó también en Blancanieves y los Siete Enanitos, y en El Señor de los Anillos de Ralph Bakshi. En videojuegos lo usaron en Prince of Persia y Flashback, por poner dos ejemplos. Si recordáis alguna de estas obras podréis observar que destacan por su fluidez de movimientos. En Tygra, hielo y fuego pasa lo mismo. Y por eso vale la pena verla.

Tres bigotes para Tygra, hielo y fuego.


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